Los efectos de la inflación en la erosión del poder de compra del billete de mil pesos, aún el de mayor denominación en la Argentina, puede comprobarse de diferentes maneras, pero en estos tiempos previos a las fiestas de fin de año, la comparación con los precios de una cena típica de un 24 de diciembre está a la orden del día.
La Fundación Agropecuaria para el Desarrollo de Argentina (FADA), se tomó el poco grato trabajo de comparar los precios de “una cena bien argenta” para la Nochebuena de 2017 con los de la actualidad y llegó a la conclusión de que el aumento en esos cinco años fue del 857,1%, casi diez veces más.
“Nuestra cena cuesta 10 veces lo que costaba hace cinco años. Mesa dulce con gustito amargo: por la inflación perdimos 24 postres de maní, 14 pan dulces, 59 garrapiñadas y 52 turrones. ¿Postre? En 2017 con $1.000 comprábamos 4 potes de helado, hoy ninguno”, ejemplificó la entidad.
El economista jefe de FADA, David Miazzo, contrastó los precios en las dos épocas de una cena compuesta por “un asadito, ensalada, gaseosa, un heladito de postre, un brindis y algunos productos dulces”.
“Esta celebración típica en cualquier hogar argentino en 2017 costaba $630, en 2021 costó $3.240 y hoy sale $6.030. En cinco años nuestra cena cuesta 10 veces lo que costaba”, explicó.
Miazzo agregó un dato que hace presagiar que en las festividades del año que viene las cosas no mejorarán, ya que “el 2022 cerrará con una inflación del 91% y la expectativa es un piso del 100% para 2023. Lo preocupante es que no hay indicadores que nos hagan pensar que vaya a bajar la inflación, el menos de manera consistente”, analizó.
En la presentación del “Changómetro”, un informe periódico que le mide la temperatura a la inflación, FADA constató que “en cinco años perdimos 68 brindis”, de acuerdo con el análisis de la economista de la entidad, Nicolle Pisani Claro, economista de FADA.
“Llevando el análisis a una cena general con plato, postre y brindis, en cinco años, con un billete de $1.000 nos perdimos de comprar: 7 kilos de asado, 23 kg. de lechuga, 35 kg. de tomate, 19 gaseosas, 4 potes de helado, 14 pan dulces, 24 paquetes de postre de maní, 52 turrones, 59 paquetes de garrapiñadas o 17 sidras”, afirmó Pisani Claro.
Miazzo añadió que “los salarios vienen muy golpeados, han perdido el 22,5% del poder de compra desde diciembre de 2017” y eso significa que “si una persona podía comprar 4 kilos de algún producto, en promedio hoy sólo puede comprar 3 con su salario”.
El Changómetro tiene en cuenta una mesa dulce y brindis con productos típicos: sidra, pan dulce, turrón, garrapiñada y postre de maní. “En 2017 esto salía $190, a cinco años, ese importe se multiplicó 11 veces para llegar a un precio de $2.140”, advierten desde FADA.
“Se acerca la medianoche y todos empiezan a buscar sus vasos o copas para asegurarse de tenerlos llenos para brindar. La inflación también afectó ese momento: en 2017 comprábamos 18 botellas de sidra ($56). Hoy compramos 1 ($710) Son 17 sidras menos, que equivalen a 68 brindis que perdimos”, analiza Miazzo.
Si pensamos en las fiestas pensamos en pan dulce, el dato que arroja el Changómetro es que “mientras que en 2017, con $1.000 podíamos comprar 15 pan dulces ($64), hoy solamente nos alcanza para 1 ($680). Perdimos 14, en cuatro años” agrega Miazzo.
Comparando la mesa dulce, con $1.000 en diciembre 2017, comprábamos 56 turrones de maní ($17,60), hoy sólo 4 ($210), son 52 turrones menos. Con la garrapiñada sucede algo similar: comprábamos 64 paquetes ($15,50), hoy compramos 5 ($180), perdimos 59 paquetes. En postres de maní comprábamos 26 ($38) y ahora sólo 2 ($360), perdimos 24 en el camino.