Buenos Aires, may 14 (ANP) – El precio de las principales materias primas de exportación de los países de América Latina se encuentra hoy al 30% del nivel que tenían entre 2003 y 2011, el período de auge importador de China en su incorporación al mercado comercial mundial, y esa baja obliga a sus gobiernos a implementar reformas en su sector público y en la legislación laboral y previsional.

Así lo sostuvo hoy la Fundación Libertad y Progreso en un informe en el que analizó las economías de Argentina, Brasil, Bolivia y Venezuela a la luz de sus respectivas relaciones comerciales con China, al pasar de un crecimiento promedio del 3% al 5% en el lapso mencionado a diferentes etapas de recesión y depresión en los últimos nueve años.

“Las materias primas entre 2003 y 2011, triplicaron su valor, empujados por el crecimiento económico que presentó China (que desde 1961 multiplicó por 80 su PBI per cápita)”, señaló al respecto Natalia Motyl, economista de la Fundación.

Motyl indicó que entre esos años “el crecimiento de la región durante los gobiernos de (Luiz Inácio) Lula Da Silva, Cristina Fernández de Kirchner, Evo Morales y Hugo Chávez se dio por un aumento extraordinario del precio de los bienes primarios”.

“Se trató de un shock positivo externo, que financió durante casi diez años la pésima gestión de sus gobiernos”, planteó.

Esa situación cambió a partir de 2011 debido a que “los precios disminuyeron por la desaceleración del crecimiento chino”, lo que llevó a resentirse a las economías dependientes de las exportaciones al gigante asiático.

“Hoy el precio de las materias primas es sólo el 30% del valor promedio entre 2003 y 2011” y a la vez “las economías latinoamericanas dependen entre un 60 y un 98% de las exportaciones de las commodities”, señaló, para concluir que “el crecimiento de estos países no es estable y dependen de los precios”.

En consonancia con el menor crecimiento chino -y en consecuencia menor demanda de commodities y bajas en sus precios- se sucedieron crisis económicas en los principales exportadores hacia ese destino: a Venezuela en 2015, Brasil en 2016, Argentina en 2018 y Bolivia en 2019.

El resultado de ese fenómeno fue que “hoy el déficit fiscal en relación con al PBI se encuentra entre el 4% y el 8%, mientras que la deuda supera el 90% del PBI en países como Argentina y Brasil”.

Motyl consideró que “no es posible la inyección de moneda local para financiar al sector público ya que provocaría una rápida aceleración de la inflación” y que el camino que deben emprender los países afectados es el de las reformas estructurales.

En ese sentido, la economista de Libertad y Progreso indicó que esas reformas “deben implicar una reducción del gasto público, baja de impuestos, desregulación, flexibilización laboral, reforma del sistema previsional y apertura comercial”.

 

Por NP