BUENOS AIRES (ANP).- La victoria del laborista británico Keir Starmer, un abogado de derechos humanos nacido en un hogar modesto, inaugura una nueva era en el Reino Unido para mejorar la economía y el otrora eficiente sistema de salud, en medio de una Europa asediada por la ultraderecha.

El nuevo primer ministro con el que laboristas ganaron 412 bancas contra 121 del Partido Conservador en la Cámara de los Comunes, pone fin a 14 años de dominio conservador “Tory” del ex premier Rishi Sunak, en los que Londres se retiró de la Unión Europea (UE) en 2020.

Starmer, de 61 años, hijo de un herrero y de una de una enfermera, prometió un “gobierno de servicio” para iniciar un periodo de renovación nacional, tras su arrollador triunfo en las elecciones del 4 de julio.

Según la revista The Economist, el nuevo primer ministro “es el polo opuesto de los carismáticos populistas que dominan gran parte del mundo”. La publicación británica describe al líder laborista como un hombre de familia, muy decente y competente, dueño de una gran seriedad e incluso “aburrido”.

Starmer creció en Oxted, Surrey, en el sureste de Inglaterra. Y fue el primero en su familia en ir a la universidad para estudiar derecho en Leed y más tarde en Oxford. Por eso, seguramente, el líder británico se describe a sí mismo como “un hijo de la clase trabajadora”.

Como abogado en derechos humanos, viajó al Caribe y a África, donde defendió a presos condenados a muerte.

Con su llegada a la residencia oficial del número 10 de Downing Street, pone fin a una era en la que los conservadores nunca pudieron recuperarse ante la opinión pública de las fiestas ocurridas durante la pandemia del Covid-19. Estos escándalos llevaron luego a la demisión del ex premier Boris Johnson, el 7 de julio de 2022.

En esa época de crisis sanitaria, el admirado servicio nacional de salud (NHS por sus siglas en inglés) perdió eficiencia y calidad por lo que casi medio millón de británicos adoptó algún tipo de seguro privado, sumándose a unos ocho millones de clientes del sector, según informes de prensa.

Luego de su triunfo en las elecciones legislativas, Starmer reconoció ante sus seguidores que lidera un Partido Laborista “cambiado”, luego del desmoronamiento de la disciplina partidaria observada durante los años del Brexit, liderado por su antecesor al frente del partido, Jeremy Corbyn.

Pero Starmer rechaza ser comparado con Tony Blair, el ex premier que llevó al partido Laborista a la victoria ganando 418 de las 650 bancas de la Cámara de los Comunes en 1997.

Otro hecho relevante de las elecciones legislativas fue que Nigel Farage, del partido de ultraderecha Reform Uk, conocido como uno de los principales impulsores del Brexit, obtuvo una banca de un total de cuatro que logró su agrupación política, tras ocho intentos fallidos.

Un día después de los comicios, aseguró que el electorado británico está cansado del bipartidismo y opinó que a pesar de la aplastante victoria de Starmer “la gente no está entusiasmada” con la centroizquierda laborista. Durante su campaña volvió a culpar a la Unión Europea y la OTAN por la invasión rusa de Ucrania y convocó a los ucranianos a rendirse con discursos racistas.

En un artículo de opinión, el columnista del diario The Guardian Owen Jones opinó que (…) “los conservadores sufrieron su derrota más devastadora desde su fundación hace 190 años. De hecho, en nuestra historia democrática, ninguna derrota ha sido más merecida”.

El analista justificó el triunfo de Starmer señalando que “la evidencia estaba en todas partes, desde una reducción sin precedentes de los niveles de vida, hasta el desquiciado intento de (la ex primer ministra conservadora) Liz Truss (septiembre y octubre de 2022) de convertir a Gran Bretaña en un laboratorio para la economía de extrema derecha”. Mencionó también que el NHS se encuentra “colapsado” a causa de los gobiernos “tories”.

Actualmente, los partidos de ultraderecha están presentes en varios gobiernos de las 27 naciones que conforman la UE, entre ellos Países Bajos, Hungría, Austria e Italia, con consignas contrarias a la migración y al Estado de bienestar.

En la primera vuelta de las elecciones legislativas francesas, realizadas el 30 de junio, Agrupación Nacional (RN), el partido de Marine Le Pen, obtuvo el 33,5% de los votos, superando al izquierdista Nuevo Frente popular, con 28,5% y a la alianza de centroderecha del presidente Emmanuel Macron, que obtuvo solo el 20%.

Le Pen solía usar un discurso racista y antisemita. Parece haber cambiado, pero muchos no le creen. Se estima que puede lograr la mayoría absoluta en el ballotage del 7 de julio. Por eso, en un intento desesperado, Macron convocó a una alianza “anti-fascista” para evitar el triunfo de la ultraderecha.

Por NP