BUENOS AIRES (ANP).- El envío de tropas de Corea del Norte a la región rusa de Kursk, para ser utilizadas en la Guerra de Ucrania, abre las puertas para una eventual escalada mundial en un conflicto bélico que aún no tiene un claro ganador.
Si la presencia norcoreana se confirma en el campo de batalla, será una prueba insoslayable del pacto de asistencia mutua firmado el 19 de junio entre el líder norcoreano, Kim Jong-un, y el presidente ruso, Vladimir Putin.
Según informes del gobierno de Corea del Sur, un total de 3.000 soldados norcoreanos (disfrazados con uniforme ruso) fueron enviados por el gobierno de Kim para combatir en la región de Kursk, donde las tropas ucranianas capturaron varias ciudades en agosto pasado.
Ante esta situación, el presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, aseguró que el envío de tropas norcoreanas alcanzaría un total de 12.000 soldados, por lo que opinó: “Esto es un asunto muy, muy serio”.
Tanto la Organización del Atlántico Norte (OTAN) como el gobierno de Estados Unidos dijeron tener “evidencias probatorias” del despliegue de soldados de Corea del Norte en territorio ruso para participar en la guerra de Ucrania, iniciada el 24 de febrero de 2022.
No es nueva la buena relación que existe entre Putin y Kim Jong-un. Pero para entender un poco más el conflicto habría que remontarse a la Guerra de Corea (1950-1953), cuando Josef Stalin ayudó a su colega comunista Kim Il-sung a enfrentar a la parte sur de la península que era apoyada por fuerzas estadounidenses.
El líder chino Mao Tse-Tung, por otra parte, temía que si triunfaba Corea del Sur, la Casa Blanca tuviera intenciones de declararle luego la guerra a China.
Además de Washington, se unieron a Seúl otros 15 países de la ONU mientras que Pyongyang fue respaldado por China y otras naciones comunistas. Tal es así que el abuelo de Kim jong-un, fundador de la dinastía, implantó luego el modelo estalinista en su país.
Su padre, Kim Jong-il también fue pro-ruso. Pero además mantuvo buenas relaciones con China, sobre todo después del colapso de la Unión Soviética en 1991. Beijing respaldó a Pyongyang para evitar que una ola de refugiados avanzara sobre territorio chino durante una de sus tantas hambrunas.
De algún modo el ingreso de tropas norcoreanas a la Guerra de Ucrania muestra la debilidad que sufre en la actualidad Moscú para derrotar a Kiev, tras un comienzo arrollador.
Washington, por otra parte asegura que la presencia de soldados norcoreanos no solo agrava la tensión entre Rusia y Estados Unidos, sino también con la región del Indo-Pacífico (Australia, China, India, Indonesia, Japón, entre otros).
Según informes del diario británico The Guardian, que cita fuentes occidentales, un promedio de un millar de soldados rusos fueron muertos o heridos en septiembre en el campo de batalla.
De acuerdo al rotativo británico, las bajas totales rusas en la guerra ascienden a 115.000 muertos y a unos 500.000 heridos. Pero según fuentes del Departamento de Defensa de Estados Unidos, mencionadas por la prensa, Rusia sufrió más de 600.000 bajas en Ucrania desde el inicio de la guerra.
Entusiasmado por los resultados de la reciente cumbre de los países emergentes BRICS, realizada en la ciudad rusa de Kazán, donde recibió a los líderes de China, Brasil y la India, Putin señaló: “Si hay fotografías, reflejan algo” y se mostró complacido por el acuerdo firmado con el líder norcoreano, ratificado el jueves por el Parlamento ruso.
Si Corea del Norte ayuda a Rusia, Corea del Sur reclamará entonces el apoyo de Occidente. No hay duda de que con el ingreso de tropas norcoreanas a la Guerra de Ucrania se agigantan las posibilidades de internacionalizar el conflicto.
“Dada esta creciente amenaza, es imperativo que Corea del Sur fortalezca sus alianzas, particularmente con la OTAN, organización multinacional con la que comparten valores democráticos similares”, dice en un artículo editorial el diario Korea Times.
Menciona también que el gobierno del presidente Yoon Suk Yeol debe adoptar una postura proactiva para reforzar sus vínculos con la Alianza Atlántica, ante las constantes “provocaciones” de Corea del Norte.
En este contexto, un eventual triunfo del republicano Donald Trump en las elecciones del 5 de noviembre puede ser decisivo para contrarrestar la influencia rusa con Pyongyang, dada la buena relación que tuvo el ex presidente (2017-2021) con el líder norcoreano.
De todos modos, si gana los comicios la vicepresidenta demócrata kamala Harris, deberá también proteger a Seúl, su tradicional aliado asiático.
Trump se reunió en tres oportunidades con Kim Jong-un. Se cree que el líder norcoreano busca el reconocimiento de Washington como potencia nuclear, así como el alivio de las sanciones internacionales que pesan sobre ese enigmático país.