BUENOS AIRES (ANP).- Si Joe Biden quería demostrar la lucidez de su salud mental, la reciente cumbre de la OTAN no fue el mejor lugar elegido para hacerlo, ya que cometió dos furcios que volvieron a sembrar dudas sobre su candidatura a la reelección presidencial.
Aun así, gran parte de la fama del presidente estadounidense, de 81 años, cuestionado tanto por republicanos como por demócratas a causa de sus equivocaciones, está asentada en al menos dos cosas: estoicismo y resiliencia para ganar las elecciones del 5 de noviembre.
En realidad, mucho antes de que brindara el jueves una conferencia de prensa en el marco de una cumbre de la Organización del Tratado del Atlántico Norte, realizada en Washington, el futuro ingreso de Ucrania a Alianza Atlántica había sido el tema más importante de las deliberaciones.
Pero Biden atrapó toda la atención. Eso sí, durante su encuentro con los periodistas cometió dos furcios. Primero llamó “vicepresidente (Donald) Trump, a la vicepresidenta Kamala Harris, y luego “presidente (Vladimir) Putin al mandatario de Ucrania, Volodimir Zelenski.
¿Quién no se ha equivocado alguna vez con un nombre? Con los ojos cerrados, Biden parecía decir todo lo que dijo después: “Tengo que terminar este trabajo, tengo que terminar este trabajo. Hay tanto en juego”.
En la memoria colectiva mundial, magnificada por la propaganda republicana, todavía está fresca la derrota del líder demócrata durante el debate presidencial con Trump, el pasado 28 de junio.
Pero desde aquel duelo verbal hasta hoy han crecido los cuestionamientos a la candidatura de Biden por el partido Demócrata, mientras crece la figura de la vicepresidenta Harris, una mujer de perfil progresista de 59 años, perfectamente apta para reemplazarlo, según admitió el propio Biden.
Al finalizar la cumbre de dos días, la OTAN anunció una ayuda de u$s 43.000 millones de dólares para Ucrania y manifestó su “preocupación” por el acercamiento militar entre China y Rusia. Los líderes de la Alianza Atlántica aseguraron, además, que Kiev podrá unirse a dicha organización una vez que finalice la guerra que mantiene con Rusia, desde el 24 de febrero de 2022.
Estados Unidos, por otra parte, anunció el despliegue de misiles de largo alcance en 2026, que serán instalados en Alemania, mientras que el gobierno ruso advirtió que responderá a este “nuevo juego” de la Casa Blanca.
Lo cierto es que los misiles con un alcance de entre 500 y 5.500 kilómetros habían sido prohibidos hasta 2019 por el Tratado sobre Fuerzas Nucleares de Alcance Medio (INF, por sus siglas en inglés), tras un acuerdo logrado en 1987 por el líder soviético Mijail Gorbachov y el presidente estadounidense, Ronald Reagan. Pero Trump retiró a Washington del tratado el 22 de octubre de 2018.
“Desde mi perspectiva, la cumbre de la OTAN representa un hito crucial en el contexto de las actuales tensiones geopolíticas”, dijo Gustavo Cardozo, profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad Regional del Noroeste del Estado brasileño de Rio Grande do Sul (UNIJUÍ).
En declaraciones a la agencia Nuevas Palabras, el investigador señaló que “el compromiso renovado de la Alianza con la seguridad en Europa del Este, a través del envío de aviones de combate y sistemas de defensa a Ucrania, subraya su determinación por mantener la estabilidad regional”.
“En resumen, mientras la OTAN refuerza sus medidas de disuasión y apoyo, el desafío radica en gestionar las relaciones con Rusia y China, de manera que se promueva la estabilidad global sin intensificar las tensiones”.
Por lo tanto, Cardozo opinó que “dicha estrategia dependerá en gran medida de la unidad y la capacidad de la alianza para enfrentar los desafíos geopolíticos contemporáneos de manera efectiva”.
Hoy, tal vez la mayor incógnita sobre el futuro de la OTAN, está de algún modo representada por el posible triunfo de Trump en las elecciones de noviembre.
El 13 de febrero, el magnate advirtió a la Alianza Atlántica que alentaría a Rusia “a hacer lo que quisiera” con los países que no gastan al menos el 2% de su PBI en defensa. Trump, de 78 años, que gobernó entre 2017 y 2021, ha criticado también la ayuda militar y económica que brinda Estados Unidos a Ucrania.
Sin duda, la sombra del excéntrico magnate estuvo presente en la reunión de la OTAN. Biden, lejos de amedrentarse por las críticas, prometió robustecer la Alianza Atlántica y volvió a repetir que es el más indicado para gobernar a la mayor potencia del planeta.
Sin embargo, muchas de sus actitudes siguen generando dudas. Y a tres meses y medio de las elecciones, la opinión mayoritaria de los estadounidenses parece favorecer a Trump, por 47,3% a 44,6%, según encuestas del sitio RealClearPolitics.