Lo primero que hay que tener en cuenta de Indiana Jones y el dial del destino es que tiene todo lo que tienen las comedias de aventuras. Así por ese lado, podemos postergar un poco los comentarios. Lo interesante es el tiempo.
En Indiana 5 el tiempo es central. No se trata solo del paso de los años, sino cómo van pasando los años. Es una reivindicación para los adultos mayores.

Luego de que por la magia del CGI en las primeras escenas Harrison Ford vuelve a tener unos 40 años, como en la época en las que filmó la segunda película de la saga, la historia nos trae a un presente ubicado en 1969, en los días en los que los astronautas Armstrong, Collin y Aldrin estaban en viaje a la Luna.

Un viejo Dr Jones está en sus días de jubilación. Trabaja en una universidad en Nueva York y vive de un modo muy modesto. Es un hombre sufriente y detesta a casi todos. Es el ocaso de una vida, como tal vez muchos adultos mayores pueden vivir en cualquier parte del mundo.

Para que quede claro que este Indiana Jones es un viejo, hay una escena en la que Ford aparece en calzoncillos, mostrando su torso al descubierto y sus piernas flacas y chuecas. Que quede claro que este Indiana ya es un anciano. De hecho, Harrison Ford ya está en sus 80′.

Desde esa vejez, el famoso arqueólogo va a ser rescatado para una aventura más. Volverá al pasado y regresará convertido en un adulto mayor con una vida más interesante, volverá con una razón para seguir, como para que aquellos que estamos empezando a bordear los 60 años entendamos que aún en la adultez mayor hay muchas cosas por hacer.

Si…además hay aventura, comedia, nazis villanos tratando de apelar a recursos paranormales para ganar la Segunda Guerra, una chica bonita. un niño que acompaña a Indiana como en la primera entrega, lugares exóticos y bellos, persecuciones, y todo eso que hace que una de Indiana sea una de Indiana.