BUENOS AIRES (ANP).- Joe Biden había alcanzado su objetivo primario: evitar la reelección de Donald Trump a la presidencia de los Estados Unidos en el 2020. Dos años más tarde, cuando ya tenía 79 años, enfrentó con dignidad los comicios legislativos. Fue en ese momento en que tendría que haber dado “un paso al costado” y resignado su reelección.
Desde ese momento, y hasta hoy, que abandonó su pretensión de ser reelecto en un nuevo duelo electoral con Trump, su deterioro físico y mental ha sido progresivo y visible.
En el límite de la desesperación, quiso hacer un gesto heroico: Enfrentar a Trump, de 78 años, en un debate “mano a mano” por televisión. Era de esperar que el resultado no le fuera favorable, y no lo fue. Y tampoco es que el candidato republicano haya estado brillante.
¿Fue necesario que George Clooney pidiera su reemplazo. Que realizara papelón tras papelón en la cumbre de la OTAN, o que no pudiera recordar el nombre de su Secretario de Defensa durante una entrevista? Solo por nombrar los últimos «derrapes».
Ahora es la hora de preguntarse ¿ cómo algo que vieron todos, el deterioro de Biden, no fue tomado en cuenta por el partido Demócrata para elegir otro candidato que lo reemplace?.
Quien escribe esto no es un especialista en política internacional ni mucho menos, pero la pregunta obvia parece no tener una respuesta clara.