BUENOS AIRES (ANP).- El informe de una comisión de la ONU que imputa a Israel crímenes de lesa humanidad y a Hamas crímenes de guerra demuestra la crueldad con la que actúa cada bando en la guerra de Gaza, tras ocho meses de iniciarse esa contienda bélica en Medio Oriente.
Aunque el grupo palestino está lejos de ser comparado con el ejército israelí, que ocupa el puesto número 17 entre 145 países, según la web especializada Global FirePower, Hamas es responsable de dirigir “intencionadamente” ataques contra civiles, cometer asesinatos o tomar rehenes, incluidos niños, señaló la comisión sobre el Territorio Palestino Ocupado, el pasado 12 de junio.
Por eso, quizá, la gran pregunta que se hacen por estas horas los líderes mundiales es cómo lograr un cese el fuego en Gaza, tras una propuesta presentada por el gobierno del presidente Joe Biden, el pasado 31 de mayo, cuyo resultado aún no estaba claro este fin de semana.
La iniciativa estadounidense, que incluye un alto del fuego a cambio de la liberación de todos los rehenes que retiene Hamas, no satisface por ahora las exigencias del grupo islámico palestino para poner fin a la contienda bélica.
Los bombardeos israelíes en Gaza han provocado el desplazamiento del 80% de la población, de más de dos millones de personas, y provocado una ola de hambre generalizado.
Norberto Consani, director-fundador del Instituto de Relaciones Internacionales (IRI), dependiente de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP), dijo que “el conflicto no se va a solucionar hasta que haya dos Estados, uno israelí y otro palestino, viviendo con fronteras seguras”.
En declaraciones a la agencia Nuevas Palabras, el analista recordó que “el tema había avanzado bastante con los frustrados Acuerdos de Oslo de 1993, firmados por el primer ministro israelí, Isaac Rabin, y el líder palestino Yasser Arafat. Pero después Rabin fue asesinado (el 4 de noviembre de 1995 en Tel Aviv) por la misma ultraderecha que ahora está gobernando Israel”.
“Los ultras de un lado y de otro impiden una solución pacífica del enfrentamiento, iniciado tras la creación de Israel en 1948, y el que paga siempre el pato es el pueblo palestino”, dijo Consani.
Todo empezó el pasado 7 de octubre cuando Hamas mató a sangre fría a 1200 israelíes y secuestró a unos 240 en el sur israelí.
Sin embargo, la inmediata respuesta israelí a esa matanza ha dejado hasta el momento más de 37.260 muertos y 85100 heridos, según informes del ministerio de Salud de Gaza, controlado por Hamas.
“Nadie tiene idea” de cuántos de los rehenes retenidos en Gaza están aún vivos, dijo Osama Hamdan, un funcionario de alta jerarquía de Hamas a la cadena estadounidense CNN. Se estima que 120 rehenes permanecen cautivos, tras la liberación de cuatro prisiones el pasado fin de semana.
En cuanto a Israel, la comisión señaló que la incitación “directa y pública al genocidio es un delito internacional siempre que se perpetre, incluso por personas sin autoridad directa para la conducción de las hostilidades”.
Entre otras consideraciones, el informe concluyó que el gobierno israelí “es responsable de distintos crímenes de guerra, como los de usar el hambre como método de guerra, el ataque intencionado contra civiles y bienes de carácter civil”, entre otros delitos.
Por su parte, el gobierno del primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, rechazó la investigación dirigida por la exjefa de Derechos Humanos de la ONU, la sudafricana Navi Pillay, y dijo que está “llena de acusaciones falsas y libelos de sangre contra los soldados del ejército israelí”.
Esta semana, Estados Unidos impuso sanciones contra el grupo extremista israelí Tzav 9, acusado de impedir y de atacar la distribución de ayuda humanitaria en Gaza, informó el Departamento de Estado en un comunicado.
A este cuadro de tensión se suma el grupo proiraní Hezbollah que el viernes disparó varios cohetes contra dos localidades del norte de Israel, después de que un bombardeo israelí matara a dos mujeres en el sur de Líbano.
A fines de mayo, el fiscal de la Corte Penal Internacional (CPI), Karim Kham pidió el arresto de Netanyahu y del ministro de Defensa, Yoav Gallant, así como del jefe del grupo Hamas en Gaza, Yahya Sinwar, y de los dirigentes Ismail Haniya y Mohammed al Masri, por supuestos crímenes de guerra y contra la humanidad.
El domingo pasado, Netanyahu sufrió un duro revés cuando el moderado Benny Gantz renunció al Gabinete de Guerra, por lo que de ahora en más el premier israelí dependerá más de sus aliados de ultraderecha.
“Si la CPI confirma el arresto de Netanyahu, obviamente no podrá viajar por muchos países de Occidente como le ocurre actualmente al presidente ruso (Vladimir) Putin. Esta corte penal solo sirve para eso: que esta gente no pueda moverse por el mundo. Así y todo, es un avance”, dijo Consani.