BUENOS AIRES (ANP).- Un informe de la Fundación ProTejer sostiene que a pesar de el aumento de viajes de argentinos a los países limítrofes, Argentina ya no es un cara en dólares, por lo que el auge de buscar precios más baratos y de vacacionar en el exterior oculta problemas con graves efectos estructurales.

En un comunicado, la fundación destacó que Argentina pierde competitividad frente a sus principales socios comerciales, con una menor competitividad local, menor actividad, menor producción nacional y mayor desempleo.

En este sentido, señaló que la política macroeconómica del gobierno aplicada este año «llevó a una creciente apreciación cambiaria, con devaluaciones mensuales (crawling peg del 2%) por debajo de los niveles de inflación. El valor real del peso ya alcanzó los niveles previos a la devaluación de diciembre de año pasado, y si comparamos el peso con el real brasilero, la situación es peor: nos encontramos en niveles previos a la crisis argentina de 2001″, resumió ProTejer.

Al respecto, destacó que la política cambiaria desplegada por el presidente Javier Milei tiene consecuencias sobre la producción local con crecientes costos en dólares, mayor amenaza de competir frente a productos importados y dificultades crecientes para colocar excedentes de productos en el exterior y abrir nuevos mercados de exportación en un contexto del 50% de capacidad ociosa.

«Esta es una realidad que, si bien afecta a todos los sectores productivos, genera mayores perjuicios en la industria nacional debido a que esta última no posee ventajas naturales y que se encuentra expuesta a mayor competencia de productos asiáticos a precios de competencia desleal, con producción realizada en países que carecen de regulaciones laborales, ambientales y sociales, y tienen una menor carga tributaria asociada», subrayó el comunicado.

Este escenario se ve agravado por el hecho de que Brasil transita el rumbo opuesto y lo mismo se perfila para China, que son los dos principales socios comerciales de Argentina.

«En el caso de Brasil, se observa una depreciación del real (devaluación del 20% en lo que va del año, con una inflación anual en torno al 4,7%). Esta decisión se alinea con la intención del gobierno de ganar competitividad, reindustrializar al país y abrir nuevos mercados de exportación, en un contexto mundial de transición ecológica y regreso de la política industrial», explicó la fundación.

Por su parte, el triunfo de Trump pone en jaque a China y exacerba el ya creciente conflicto comercial con riesgo de devaluación del yuan frente a las medidas de recuperación del trabajo y la producción en occidente y las mayores limitantes que impondría EE.UU. al ingreso de productos chinos.

«La pérdida de competitividad precio por tipo de cambio se suma a una falta de competitividad sistémica que arrastra hace años la economía argentina. Si bien estos problemas fueron identificados y reconocidos durante la campaña electoral, la demora de la puesta en marcha de medidas estructurales que resuelvan, de una vez por todas, el alto costo que tiene producir en Argentina complica aún más el panorama», expuso ProTejer.

Al respecto, mencionó la excesiva carga tributaria, falta de infraestructura y altos costos logísticos, alto costo de litigiosidad laboral, falta de acceso al financiamiento productivo, aumento reciente de tarifas eléctricas y baja inversión en investigación y desarrollo.

«Todos estos factores nada tienen que ver con la eficiencia intra fabrica, sino que son obstáculos del entorno económico y las reglas de juego bajo las cuales se desenvuelve la producción. Dicho esto, no se debe menospreciar el costo para la producción local que tiene sostener una Argentina cara en dólares», comentó.

En este sentido, la organización empresarial instó a imitar al resto del mundo en cuanto a «cuidar el trabajo puertas adentro. Lograr crecer con un tipo de cambio alineado a la producción es una forma de garantizar que se trate de un proceso sostenido y más inclusivo», finalizó.

Por NP