Buenos Aires, jun 16 (ANP) – El sector de la producción agropecuaria argentina es uno de los mas poderosos, dinámicos y modernos del mundo, lo cual queda demostrado en que genera muchas mas divisas por exportaciones que las que demanda por importaciones. Su balanza comercial del 2019 fue favorable en u$s37.535 millones.

Según detalla el especialista en Comercio Exterior Marcelo Olizondo en un informe reciente, el año pasado el complejo agroindustrial exportó por u$s42.110 millones e importó por apenas u$s4.575 millones. Lo convierte en un sector vital y estratégico en el plan del gobierno de Alberto Fernández de lograr una salida de la crisis económica de la mano del comercio exterior. A pesar de que la Argentina pueda arreglar su deuda, el acceso al financiamiento internacional va a seguir siendo limitado, al tiempo que deberá luchar contra «la restricción externa». Esto es, que apenas se pone en marcha la demanda, las industrias incrementan sus importaciones de insumos en un nivel tal que es imposible de sostener con las exportaciones del campo. Según detalla Elizondo en 2019 la industria exportó por casi u$s15.000 millones, pero demandó importaciones por u$s39.000 millones,  lo que dejó un déficit de u$s24.000 millones.

Elizondo señala que debido a la decisión del gobierno de expropiar la cerealera Vicentin «puede temerse entonces que la sobreintervención gubernamental (intervención de esta empresa, pero a la vez actuación desde el estado en el mercado como empresa testigo, afección de señales del mercado, expropiación, politización, etc.) en un sector altamente competitivo, opere como un generador de distorsiones, creador de desincentivos comerciales -en la medida en que genere limitación en las expectativas-, desalentador de inversiones y alterador de un ya virtuoso ecosistemas de negocios».

«Es curioso que nuestra historia sea de las más ricas en testimonios sobre los perjuicios de la sobreexpansión del sector público y sin embargo esa inflamación estatal tenga tan alta aceptación popular», señaló el especialista

Al respecto, agregó que «el mundo, es cierto, asiste hoy a intervenciones de bancos centrales y fiscos gubernamentales para sostener empresas como respuesta a los perjuicios que la pandemia y los propios gobiernos han creado al alterarse el normal funcionamiento de la producción y el comercio». «Pero esto se está haciendo a través de mecanismos transitorios y así se lo ha dejado expreso dándosele valor a las expectativas, un basamento central y mensurable. En cambio, en el caso local que nos ocupa se habla de una decisión estratégica y permanente», explicó Elizondo.