BUENOS AIRES (ANP).- Evo Morales, el líder cocalero, está encerrado por las graves denuncias de abuso sexual y por el control del Gobierno y de su partido, en manos de su protegido, el actual presidente de Bolivia, Luis Arce.

Para recordar, durante enero de 2006, Evo Morales asumió la presidencia de Bolivia y encaró una serie de reformas estructurales, sociales, políticas y económicas que cambiaron profundamente la vida de los bolivianos.

Un sólo índice sirve para demostrar el alcance de lo ocurrido en aquel país: la pobreza que afectaba al 60 % de la población, bajó casi a la mitad en menos de dos décadas Hoy se sitúa en el 36 %. Vale decir que Argentina hoy está donde estaba Bolivia hace 18 años.

Morales asumió y puso en pie de igualdad a la población indígena, mayoritaria, con la minoría blanca que habita las regiones petroleras del sur. A pesar de ser un militante de izquierda, y supo dónde estaba el sol y cerró convenios para la explotación de gas y petróleo con las principales compañías del mundo, así como acuerdos de seguridad con los Estados Unidos para combatir la proliferación de la industria de la cocaína y el narcotráfico en general.

En algún momento del camino, hace pocos años, Morales intentó reformar la Constitución para obtener una nueva reelección. Como le fue mal en las urnas, llamó a otra compulsa. Como también le fue mal en esa, decidió romper todo y presentarse nuevamente a elecciones que fueron impugnadas con fuertes denuncias de fraude.

En ese punto de la historia boliviana, Evo perdió el rumbo y hoy, entre otros inconvenientes, debe sortear acusaciones de corrupción de menores.

La historia fue así: Morales fue depuesto mediante un golpe cívico militar del que también participaron algunos de sus aliados. Terminó exiliándose en la Argentina de Alberto Fernández y Cristina Fernández de Kirchner.

Pocos meses después, en un nuevo llamado a elecciones, la presidencia la obtuvo quien fue su vicepresidente y protegido político, Luis Fernando Arce. El hombre, apenas asumió en el Palacio del Quemado (la sede del gobierno boliviano) dejó en claro que no lo quería más a Morales cerca de los asuntos del país.

Desde entonces, se vive una tensión política en Bolivia parecida a los días del golpe de estado. Y la cosa promete ponerse más caldeada si se tiene en cuenta que, en pocos meses, habrá nuevas elecciones presidenciales.

Hermano indio.

La relación entre Arce y Morales es tensa y está marcada por divisiones internas en el Movimiento al Socialismo (MAS), el partido que ambos lideran, especialmente desde 2022. A pesar de que Morales fue el mentor político de Arce y promovió su candidatura para las elecciones de 2020, en los últimos años surgieron discrepancias notables entre ambos.

Morales criticó algunas políticas de la administración de Arce, especialmente en áreas como la economía y el manejo de los recursos naturales.

A esas cuestiones de la “economía burguesa”, hay que agregarle la lucha por el control y el liderazgo del MAS, del cual Morales sigue siendo presidente en representación, más que nada, de los sectores más tradicionales del partido.

Arce, (foto) en cambio, construyó una base de seguidores entre aquellos que buscan una renovación y mayor independencia del partido respecto a Morales.

En esa cuestión, aunque Arce aún no confirmó si buscará la reelección en 2025, Morales ya insinuó su interés en volver a postularse para la presidencia. El líder cocalero, no obstante, deberá hacer frente a las numerosas denuncias por abuso de menores que llueven en su contra.

Las acusaciones contra Evo Morales relacionadas con abuso de menores surgieron en 2020 y 2021, cuando se presentaron denuncias sobre su presunta relación con adolescentes durante su tiempo como presidente y después de su renuncia en 2019.

Bambino Morales

En agosto de 2020, medios de comunicación bolivianos reportaron que Evo Morales habría tenido una relación con una menor de edad, cuando ella tenía 16 años. Se difundieron fotos y mensajes de texto que supuestamente mostraban la relación.

Según estos informes, Morales habría mantenido una relación sentimental con la joven, quien luego se convirtió en madre de su hijo.  La denuncia fue presentada ante las autoridades bolivianas, y la Fiscalía abrió una investigación bajo los cargos de estupro.

Posteriormente, en 2021, se difundió una nueva denuncia que implicaba a Morales en otra relación con una menor de edad. Esta segunda acusación también señalaba que Morales habría sostenido una relación con otra adolescente, lo que aumentó la presión mediática y política sobre el expresidente.

Evo Morales negó rotundamente las acusaciones a las que consideró como parte de una campaña de desprestigio político en su contra. Además, aseguró que las denuncias eran fabricadas por sus adversarios, en particular por el gobierno interino de Jeanine Áñez.

La Fiscalía boliviana anunció la apertura de investigaciones sobre estos casos, pero hasta el momento, no se produjeron cargos formales.

La situación legal de las denuncias de por sí es poco clara, y algunos críticos señalan que las investigaciones pudieron haber sido obstaculizadas tras la vuelta al poder del MAS con Luis Arce en la presidencia en 2020.

Las principales acusaciones afirmaban que Morales intercambiaba obras públicas por favores sexuales, incluida la supuesta entrega de menores de edad.

La fuerza de Morales fue fundamental para sacar a Bolivia del ostracismo en la que la habían sumido la discriminación y una política económica de espaldas a los ricos recursos naturales de la región.

Pero 18 años son mucho tiempo y hoy Morales, flanqueado por su heredero en el poder y por las fuertes denuncias en su contra, parece haber perdido el norte casi definitivamente.

Por NP