Buenos Aires, (ANP).- Es conocido que el programa económico de Javier Milei se fundamenta en dos pilares, que son el superavit fiscal y el cepo cambiario. De ellos, el primero ya no genera dudas a los operadores de los mercados, que entienden que el compromiso de la Libertad Avanza con el presupuesto es inexpungable.
A los mercados, por estos días poco le importan ciertas cuestiones institucionales, que en teoría, les debería generar mas confianza para apostar por el país. Saben, por ejemplo, que el Presupuesto 2025 puede perfectamente no ser aprobado, pero eso realmente no importa.
Los operadores ya analizan escenarios mirando al año que viene con un gobierno que va consolidando su respaldo político. Lo que monitorean es si Milei puede tener una billetera mas floja con los gobernadores para que le aprueben el proyecto de ley, Pero en rigor consideran la lógica inversa. Si para conseguir una mejor «imagen institucional» el gobierno resigna posiciones en favor del superávit de las cuentas, en preferible entonces que no haya presupuesto y se prorrogue nuevamente el del 2023.
El superávit no se cuestiona
Ya los operadores no cuestionan ese aspecto del plan, que al inicio del mandato lucía como poco probable de conseguirse, simplemente porque se basa en un recorte del poder de compra de las jubilaciones. El gasto previsional aporta poco mas del 25% del ajuste total. Tendría que ser inviable socialmente. Pero ocurre al revés: cada manifestación del Milei en favor de ajustes pareciera despertar mayor fervor en las clases medias y bajas.
Este año, en los primeros 10 meses el superávit primario ya alcanza el 1,8% del PBI, que al tomar como inicio un déficit de 3 puntos que dejó el tandem Sergio Massa-Alberto Fernández-Cristina Fernandez, implicó un terrible ajuste de 5 puntos del PBI, algo que lucía impensado.
Y para el 2025 se espera que Milei mantenga su fervor ajustador, de manera que más allá de lo que pueda indicar el nuevo presupuesto, sea el que mandó el gobierno, o el mismo que está ahora prorrogado, el resultado va a ser igual.
¿Seguirá el cepo?
Lo que sí despierta alguna inquietud es el frente cambiario. Los operadores saben que por más que el gobierno diga que en algún momento del 2025 va a levantar las restricciones, el problema del exceso de pesos no esta resuelto. Si se suman las Lefis y los depósitos del Tesoro en el BCRA, hay el equivalente a u$s25.000 millones en pesos sobrantes.
Por algo Luis Caputo mencionó el otro día que trata de cerrar un acuerdo con el FMI en el que le pasen por anticipado unos u$s10.000 millones. Es que el ministro tiene que hacer un programa con el organismo para pagar el cŕedito que tomó Martín Guzmán, que había tomado para pagar el préstamo que el propio Caputo tomó en 2018, Es la misma deuda que sigue dando vueltas y no se achica. En teoría, el FMI le iría desembolsando en la medida en que venzan las cuotas pactadas con Guzmán.
Pero Caputo, con el argumento de levantar el cepo, quieren que en vez de desembolsos calzados le anticipen una suma mas fuerte al inicio, para ver si puede levantar el cepo. En rigor, necesita u$s25,000 millones para calzarlos contra los pesos sobrantes. De lo contrario, si levanta las restricciones, sin contar con un flujo sólido de dólares de la balanza comercial, es probable que todos salgan corriendo atrás de los billetes, lo que sería la muerte del propio gobierno.
Y el año que viene, el flujo comercial de dólares no va a mejorar mucho mas que el de ahora. Se debe a que habrá mas importaciones porque se va a reactivar la economía y habrá mas demanda de dólares para turismo, como fruto del retraso cambiario. El campo ya no va a aportar de manera explosiva como en 2024 pero no hubo sequía. Lo que va a haber de diferencia son unos u$s8000 millones mas de la balanza energética.
Es decir, que todavía en 2025 va a estar entre algodones el frente cambiario.