Los datos del mercado laboral dados a conocer recientemente por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) revelan la persistencia de un “par problemático” compuesto por el nivel de empleo precario más alto en 14 años y una insuficiencia de ingresos que lleva a una sobrecarga de trabajo sin poder superar la línea de pobreza.
La situación fue descripta por el economista de Unidad Popular Claudio Lozano, ex director del Banco Nación, en un informe del Instituto de Pensamiento y Políticas Públicas (IPyPP), en el que se revela “lo que está detrás del aumento del empleo y la caída de la desocupación del segundo trimestre 2022”.
En el segundo trimestre de 2022 “la tasa de empleo adquirió un nuevo récord histórico al llegar al 44,6”, destacó, para añadir que “no se verifica en las últimas décadas, desde que se dispone de una serie de datos, un valor semejante”.
“Algo similar ocurre con la tasa de desempleo del 6,9% que, si bien desciende levemente respecto del trimestre anterior, se encuentra también en valores muy bajos, similares a los verificados en algunos trimestres del período 2011-2015, aunque es necesario advertir que sobre este lapso pesan las sospechas de manipulación efectuadas durante la intervención al organismo de estadísticas”, manifestó.
Lozano remarcó que “la tasa de actividad, traccionada por el comportamiento del empleo, también arroja un máximo histórico del 47,9%, dando cuenta de un mayor ingreso al mercado de trabajo en el último trimestre”.
“No obstante la primera pincelada que arroja la lectura del par empleo-desocupación, existen otros indicadores laborales que completan la lectura de la situación del mercado laboral”, advirtió.
Uno de ellos “es la tasa de ocupados demandantes de empleo que, al segundo trimestre, alcanza el 16,3% de la PEA, estableciendo una presión adicional sobre la búsqueda de empleo que se suma a la población desocupada”.
“A este segmento también se lo conoce como desempleo encubierto, ya que son personas que a pesar de tener una ocupación continúan demandando otra que le brinde mejores condiciones de trabajo y de ingresos”, indicó, por lo que sostuvo que “este indicador es elocuente, no solamente para dar cuenta de una mayor presión sobre el mercado de trabajo que el provisto por la tasa de desocupación abierta, sino también para aprehender los efectos de las malas condiciones de empleo vigentes”.
Con ese dato “se destaca, entonces, que la presión efectiva sobre el mercado de trabajo asciende al 23,2% mientras la disponibilidad de mano de obra, al considerar también a los ocupados que desean trabajar más (para completar ingresos), escala al 28,9% de la PEA”.
Respecto a la composición del empleo, Lozano subrayó que “la tasa de informalidad de los asalariados es del 37,8%, nivel que no se verifica desde el año 2008”.
“El segundo aditamento sobre la composición laboral que alerta sobre la incidencia de formas atípicas de empleo, de las cuales la mayor parte se corresponden con modalidades precarias e informales de inserción laboral, es la proporción de trabajadores por cuenta propia”, agregó.
En ese sentido, planteó que “nada menos el 22,3% de los ocupados son denominados trabajadores independientes, cuya autonomía en realidad, más de las veces se pone en tensión al conformarse como mano de obra subcontratada”.
“Las altas tasas de inflación mensual registradas desde febrero del 2022 que pulverizaron en poco tiempo los salarios e ingresos de la población, contribuyeron al efecto desaceleración del consumo y del mercado interno” y en consecuencia “las menores oportunidades de inserción directa de la fuerza de trabajo en un mercado deprimido hicieron retrotraer la proporción de cuentapropistas en el total de empleo a los valores existentes en la prepandemia”.
Para Lozano, “el par virtuoso de suba del empleo y baja de la desocupación desaparece al hacer una mirada más profunda”, ya que “el aumento de los ocupados que siguen buscando trabajo porque ganan miseria, el incremento de la sobrejornada horaria, la importancia de la tasa de subempleo, el aumento del empleo asalariado no registrado y el hecho objetivo de que, sobre los 599.000 puestos de trabajo creados, 425.000 (el 70 %) son asalariados no registrados, indica que el par virtuoso suba del empleo y descenso de la desocupación, deja paso al par problemático que combina empleo precario con insuficiencia de ingresos”.
“Par problemático ya que resulta incapaz para combatir la pobreza y el deterioro general de las condiciones de vida de la población”, sentenció.