Buenos Aires, may 15 (ANP)- El índice de precios al consumidor de abril “refleja una realidad distorsionada” debido a que por la cuarentena hubo algunos puntos de compra que tuvieron una ponderación mayor a la que les hubiera correspondido y otros, por el contrario, una subponderación, en tanto muchos servicios bajaron sus precios, pero no pudieron ser utilizados al no estar habilitados.
Así lo consideró hoy el economista Aldo Abram, luego de que el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) informara un IPC de 1,5% para el mes pasado, la marca mensual más baja desde noviembre de 2017.
Para el economista de la Fundación Libertad y Progreso, no debe objetarse la tarea del organismo estadístico oficial: “el INDEC hizo bien su trabajo, no hay una encuesta trucha, sino que es la realidad la que está distorsionada por la cuarentena”, explicó.
“Hay muchos servicios, como jardines maternales, colegios privados, gimnasios, clubes, que hasta bajaron los precios para no perder clientes. Hicieron una fuerte rebaja porque no se pueden usar”, indicó, al tiempo que señaló que “lo mismo pasó con la ropa, con negocios a los que no se pudo relevar porque estaban cerrados”.
Abram sumó a esos ejemplos “un montón de cosas más” como hoteles y restaurantes, a lo que a su vez se agregaron “los congelamientos de tarifas”, que en definitiva marcaron una amplia brecha entre los capítulos del IPC, con extremos como la suba del 3,2% en Alimentos y bebidas no alcohólicas y el -4,1% en Comunicación.
“Claramente el IPC del INDEC está bien relevado, uno no puede quejarse, pero se está relevando una realidad distorsionada”, insistió.
Asimismo, advirtió sobre la “sobreponderación” y la “subponderación” de determinados consumos por los cambios de hábitos impuestos por el aislamiento social, preventivo y obligatorio vigente desde el 20 de marzo.
En ese sentido, indicó que por las limitaciones a los traslados “la cuarentena nos obligó a ir a los comercios más próximos, que aumentaron muchísimo sus precios por el incremento de la demanda. Pero por otro lado los grandes hipermercados y centros mayoristas vieron bajar sus precios”.
Sin embargo, ese cambio no está reflejado en la ponderación del IPC, lo que lleva a que “estamos sobreponderando a los que vieron bajar su demanda y subponderando a los que la aumentaron”.
Para Abram, “en la medida que vayamos saliendo de la cuarentena, primero los comercios van a tener que hacer grandes liquidaciones, porque van a tener que pagar deudas, pero con el tiempo el IPC va a reflejar una gran suba de precios, con fuerte saltos en indumentario y todo lo que antes no se pudo relevar”.
“Parte de esa inflación va a ser porque antes no se la midió, loas cuotas de los colegios, los clubes, los gimnasios. En ese caso también vamos a tener una realidad distorsionada, no es que un mes van a subir de golpe todos los productos”, acotó.
El economista pronosticó un alza generalizada de precios para después de la cuarentena como consecuencia de que “el Banco Central estuvo emitiendo a lo pavote para financiar el gasto y facilitar el crédito barato”.