Buenos Aires, nov 25 (ANP) – Luego de su partida de Buenos Aires, la misión del FMI le dejó un mensaje al ministro Martín Guzmán. Por lo menos, hay que estabilizar la brecha cambiaria para poder luego pensar en un programa económico de mas largo plazo. El ministro tiene tiempo hasta febrero para lograr ese cometido.
Guzmán había logrado cierto éxito en el manejo de la crisis cambiaria. Dejó de lado la estrategia del presidente del Banco Central, Miguel Pesce, de tratar de contener la demanda de dólares, y pasó a ampliar la oferta, a través de bonos para operaciones de contado con liquidación. Tuvo un éxito de arranque al generar una caída del precios de casi $190 a $150. Pero luego de ello, lentamente, la cotización de los paralelos se vuelven a deteriorar, mientras el BCRA sigue perdiendo reservas. En el último mes cayeron u$s1000 millones.
La brecha es para el FMI la claver para avanzar en el acuerdo. El representante de la Argentina en el directorio del FMI, Sergio Chodos, reconoció que la brecha cambiaria «preocupa» a ese organismo internacional, pero aseguró que el Fondo también tiene «bastante claro que va a ser necesario mantener el control de capitales durante un tiempo». «La tendencia de la brecha es algo que siempre está en su horizonte de atención. La brecha subiendo los preocupa», sostuvo el funcionario.
La idea es que al menos el gobierno argentino tiene que encontrar una manera de por lo menos, mantener las distancias entre los diferentes tipos de dólar. Luego debería cerrarse, pero en el gobierno rechazan de plano que ello ocurra por una devaluación. El argumento es que el tipo de cambio rea, que se determina a partir de los precios del intercambio comercial. Según ese tipo de cambio, Argentina no necesitaría devaluar para exportar más.
Chodos dijo en declaraciones radiales que «nunca escuché decir que había que cerrar la brecha devaluando. Hay un trabajo del Banco Central que marca que no hay un atraso real. No parece ser una solución a nada una devaluación».
Además, consideró que con el Fondo Monetario es necesario «acordar un programa que sea más que superador que el de 2018. Y ese es el espíritu de las dos partes». El funcionario garantizó que ese programa «será el de la Argentina, no el del FMI», pero aclaró que aún «no hay borradores de lo que estamos negociando».
En la última visita que una misión del Fondo realizó al país, ese organismo resaltó que la Argentina necesita un «amplio consenso político y social» para lograr ese nuevo programa. «La Argentina enfrenta desafíos de corto y mediano plazo que requerirá un conjunto de políticas cuidadosamente calibradas para fomentar la estabilidad, restablecer la confianza, proteger a los más vulnerables y establecer las bases para un crecimiento sostenible e inclusivo».
El nuevo acuerdo con el organismo se podría firmar en febrero. Previo a ello, la Argentina deberá presentar una Carta de Intención donde exponga los puntos principales de su programa económico, con sus metas fiscales, monetarias y financieras.
Al respecto, el economista Miguel Kiguel, destacó la importancia que tendrá el acuerdo para la Argentina. Al habla ante la 41 Convención Anual del IAEF, manifestó sus dudas en que el programa pueda ser exitoso si no contempla el desembolso de dinero fresco para engrosar las reservas. Kiguel piensa en un programa «con multiples anclas» para contener las variables, con un amplio acuerdo político. Algo que para el es similar al «Plan Austral», el plan que ensayó el gobierno de Raúl Alfonsín en 1985, que tuvo un éxito temporario en frenar la inflación estableciendo una nueva moneda «El Austral» con una nueva paridad contra el dólar. El economista plantea no obstante que un acuerdo de ese tipo requiere de un programa integral bien elaborado.