BUENOS AIRES (ANP).- Hace diez años, el mes de mayo comenzaba con la conmoción de ver cómo la paridad del peso con el dólar estadounidense en el mercado paralelo «trepaba» a la terrible cifra de $ 9,63, un verdadero escándalo en ese momento.
El diario Clarín señalaba en ese entonces que el Gobierno seguía sin reaccionar ante la imparable embestida de la divisa, que claramente apuntaba a ir por los $ 10, algo que nos sonaba totalmente horrible. La brecha con el billete oficial ya alcanzaba el 85%, otro dato de temer.
La situación en aquellos días parecía agobiante, y muchos argentinos llegaban a saltar el charco para ir a sacar dólares de los cajeros de Uruguay al cambio oficial, al punto de verse largas colas de compatriotas esperando salvar esa diferencia.
El viernes 3 de mayo de ese año, la entonces presidente Cristina Kirchner llamó a una reunión de gabinete de emergencia en la Quinta de Olivos para reclamar medidas urgentes al equipo económico, que estaba liderado por el ahora devaluado Amado Boudou.
Eran momentos difíciles para los argentinos, como suele suceder. Las ventas en supermercados y shoppings caían, la pobreza seguía en aumento y el empleo no crecía.
Para colmo de males, el pronóstico del clima indicaba que las lluvias torrenciales iban a continuar, cuando hacía escasos días que las precipitaciones habían desencadenado una tragedia en la ciudad de La Plata, donde una inundación sorpresiva se cobró la vida de al menos 52 personas.
Para el oficialismo la cosa no estaba mejor. El nombre de Lázaro Báez ya estaba bajo investigación de la Justicia y Miriam Quiroga, la exsecretaria del ya fallecido Néstor Kirchner, había denunciado maniobras de lavado de dinero de su antiguo jefe, asegurando además de Cristina estaba bien enterada de todo.
Todos esos problemas se sumaban para empeorar el humor popular debido al encarecimiento de los productos básicos y al el cepo cambiario, y todo aquel que entendía algo de economía o que había vivido lo suficiente en este país, sabía que una vez que la inflación se instala solo un programa austero en lo fiscal acompañado de reglas estables puede funcionar.
Sin eso, pasó lo que era previsible: el dólar siguió su curso hasta la liberación del cepo de la mano del nuevo gobierno, en diciembre de 2015, aunque nunca volvió a sus niveles anteriores. El deterioro de la economía y la incertidumbre política siguieron presionando al billete verde hasta situar al blue donde hoy está, en la asombrosa paridad de $ 469.
Por eso, es bueno recordar el proverbio que supo inmortalizar el poeta español Jorge Manrique, quien finalizó un hermoso poema con la certeza de que «cualquiera tiempo pasado fue mejor». Mirar una tapa del diario de ese día, con un dólar a $ 9,63 sin duda despertará la nostalgia a más de uno.