El cumplimiento de la meta fiscal de un déficit primario del 1,9% del PBI aparece cada vez más difícil de alcanzar y el Gobierno, si es que no consigue un waiver de parte del Fondo Monetario Internacional (FMI), deberá recurrir a «la generación de nuevos ingresos, de una mayor reducción real del gasto o una combinación de ambos», sostuvo el Instituto Argentino de Análisis Fiscal (IARAF).

La conclusión de la entidad dirigida por Nadín Argañaraz surge de comprobar que, además del esfuerzo original que implica una reducción de medio punto porcentual respecto del 2,4% obtenido en 2022, se le suma que en cada uno de los tres primeros meses de 2023 el déficit fue mayor que en los mismos meses del año pasado y que se prevén mayores complicaciones en los meses venideros por el efecto de la sequía en la recaudación.

El déficit primario de marzo representó un equivalente al 0,16% del PBI y por tercer mes consecutivo mostró un crecimiento respecto del mismo mes de 2022.

IARAF precisó que con el déficit primario de marzo, el primer trimestre acumula un rojo primario del 0,42% del PBI, de lo que se desprende que en los nueve meses siguientes el gobierno no podría registrar un déficit mayor al 1,48%, cuando en el mismo lapso del año pasado había sido de 2,14%.

El Instituto elaboró un indicador de esfuerzo fiscal necesario para los meses restantes del año para cuantificar de una manera comparable el esfuerzo generado por la reducción de déficit.

Al respecto, señaló que el déficit primario entre abril-diciembre de 2021 había sido de 2,88% del PBI, mientras que para cumplir con la meta del FMI en 2022 el déficit primario entre estos meses debía ser de 2,27%, es decir que se requería una reducción del déficit primario del 0,61 punto para esos nueve meses, una reducción promedio mensual de 0,07 punto.

El déficit primario efectivo de 2022 fue de 2,4% del PBI, reduciendo, en principio, el esfuerzo fiscal necesario para cumplir con la meta de 1,9% del PBI de 2023 a 0,5 punto porcentual.

Pero en el año en curso no habrá ingresos por rentas primarias excedentes (0,3% del PBI) y se estima una reducción de la recaudación del 0,5% debido a la sequía que impacta al país, sumando entre ambos una caída de ingresos por 0,8 punto del PBI.

Si se tiene en cuenta que en el primer trimestre el déficit primario acumulado fue 0,19 punto superior al del mismo período del año anterior, el esfuerzo fiscal promedio para cada uno de los nueve meses restantes de 2023 llegaría al 0,16% del PBI en relación con el déficit primario del mismo período de 2022.

Eso implica un esfuerzo adicional creciente, partiendo de un 0,10% del PBI en enero, que en febrero había pasado a 0,12% y en marzo a 0,14%.

Pero IARAF advirtió que «aun sin sequía el indicador de esfuerzo fiscal promedio mensual aumenta para los últimos 9 meses del año respecto al indicador que se tenía para los últimos 10 meses».

Por tal razón, la entidad concluyó que «el cumplimiento de la meta por parte del gobierno requiere la generación de nuevos ingresos, de una mayor reducción real del gasto o una combinación de ambos».

Por NP