BUENOS AIRES (ANP) El ingreso por habitante cayó a niveles similares a los de abril de 2007, es decir que como saldo global de los últimos dieciséis años no registró avances tras las dos presidencias de Cristina Fernández de Kirchner, la de Mauricio Macri y los 45 meses ya transcurridos de la de Alberto Fernández.
Un informe elaborado por la Fundación Libertad y Progreso (LyP) en base a estadísticas oficiales indica que, con datos hasta julio de 2023, el ingreso por habitante no solo se ubicó en los mismos niveles que registraba en abril de 2007, sino que además las proyecciones son negativas para lo que resta del 2023.
Los últimos datos del Estimador Mensual de Actividad Económica (EMAE) publicados por el INDEC, mostraron que la actividad cayó un 1,3% anual en julio y en la tendencia de largo plazo Argentina acumula doce años de estancamiento en el nivel de actividad, al punto que el último dato del EMAE está solo 0,2% por encima del pico registrado en septiembre de 2011.
«El panorama es aún más dramático cuando se observa el desempeño económico ajustado por el crecimiento poblacional», advirtió LyP, que precisó que en los últimos doce años «la población creció a una tasa promedio del 1,0% anual y un 12,7% entre puntas, según estadísticas demográficas del INDEC». En otras palabras, «la economía no acompañó el crecimiento de la población, lo que derivó en una caída del ingreso por habitante del 11,1% entre septiembre del 2011 y julio de 2023».
Teniendo en cuenta los vaivenes cíclicos de la economía argentina, el EMAE per cápita de julio de 2023 es equivalente al registrado en noviembre de 2021, octubre de 2019, octubre del 2009 y abril del 2007, por tomar algunas referencias.
Para lo que resta del 2023, LyP estima que continuará el deterioro en la actividad económica y que el PBI podría cerrar el año con caídas de hasta el 5% anual, de tal manera que para diciembre el ingreso por habitante estaría en los mismos niveles de julio del 2006.
Eugenio Marí, economista jefe de la Fundación, dijo que “si Argentina hubiese crecido al mismo ritmo que el promedio de la región, hoy tendríamos un PBI per cápita alrededor de 15% superior al actual. Esto significaría menos pobreza, menos marginalidad, más oportunidades”.
Marí además agregó que “pero el crecimiento no es una causa, sino una consecuencia. Para volver a crecer de manera sostenida hay que cambiar las reglas de juego y devolver potestades al sector privado. El modelo económico de cada vez más Estado fracasó y ahora estamos frente al desafío de poner en vigencia un modelo nuevo que devuelva la rentabilidad a la inversión y al trabajo”.