Buenos Aires, abr 5 (ANP)  – El cacerolazo de la semana pasada, de sectores de la clase media que empiezan a sentir el efecto del aislamiento y  el riesgo de la pérdida del empleo, puso fin a la épica de la cuarentena que estaba construyendo el oficialismo para fortalecer la figura Alberto Fernández. Apenas 24 horas después el presidente estaba convocando a la Unión Industrial Argentina (UIA), la Cámara Argentina de Comercio (CAC) y la CGT para ver cómo ir saliendo del aislamiento al menor costo sanitario posible.

De esos encuentros ocurridos entre el viernes y el sábado se creó un Comité de Crisis que tendrá la misión de aconsejar al primer mandatario en la manera de poner en marcha el aparato económico de forma gradual, tratando de mantener los cuidados ecesarios para contener la pandemia de coronavirus. Tanto empresarios como sindicalistas le recomendaron en el mismos sentido de pasar a una cuarentena menos estricta.

Todos los cuidados que ha puesto el gobierno por contener a los sectores mas desfavorecidos pueden resultar inútiles si la economía sigue para abajo. Once millones de personas se han anotado para recibir un ingreso del Estado. Ese nivel de respaldo en insostenible para una economía tan apaleada como la argentina, con los cual puede ocurrir que sin tener resuelto el problema sanitario, se agregue una crisis social grave. Largas colas de jubilados y personas sin trabajo frente a los bancos, rompiendo el aislamiento procurando encontrar algo de dinero en los cajeros automàticos constituyen una muestra de lo que podría ocurrir.

El gobierno no tiene delante de sí una opción buena y una mala. No siquiera hay alguna que sea regular. Tiene que elegir entre dos malas. En todo caso, el equipo de gobierno tendrá que analizar la manera de minimizar el daño. Cuenta a favor que al empezar relativamente temprano con el aislamiento, ahora la curva de contagiados se mantiene en niveles bajos y tolerables, y ya pasaron dos períodos completos de la enfermedad desde que se conoció el primer enfermo.

A las 24 actividades económicas calificadas como esenciales por el gobierno que tuvieron que seguir operando, ahora le agregó una decena. Entre ellas las curtiembres, maquinaria vial y agrícola, corralones de materiales para la construcción, maquinaria agrícola, y entre ellas «tareas de mantenimiento y fumigación». La decisión le abre la ventana a los changarines. Todos aquellos que viven al día, haciendo pequeños arreglos en las casas.Plomeros, gasistas, electricistas, técnicos y albañiles van a poder retornar a su actividad. Es una manera de descomprimir la situación.

Después del 13 de abril los condicionamientos se van  ir relajando cada vez más. Empresarios comentaron en diálogos privados que «Alberto recogió el guante del Comité de Crisis». El martes próximos comenzará a trabajar el grupo. Trascendió que la obra pública va a ser ordenadora. El plana que planteó el gobierno es de $100.000 millones, que se va a canalizar a través de AYSA, Vialidad Nacional, y entes y organismos.  También se van a firmar acuerdos con municipios para generar proyectos de bajo costo pero de impacto. Por ejemplo, arreglo de veredas, calles, plazas, parques y edificios públicos, que demanda mucha mano de obra de manera inmediata.