BUENOS AIRES (ANP). La reelección de Nayib Bukele en El Salvador, saludada con cierto escepticismo por Estados Unidos que recordó la importancia de respetar los derechos humanos, inaugura una era incierta para la democracia en uno de los países más admirados por la derecha en la región.
Idolatrado por la mayoría de los salvadoreños por haber puesto fin al control de las pandillas maras, que habían convertido a El Salvador en uno de los países más peligrosos del mundo, Bukele enfrenta ahora el desafío de mejorar las condiciones de vida de este país centroamericano.
Según informes de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), alrededor del 30% de los salvadoreños vive en la pobreza, mientras que la tasa de extrema pobreza subió de 5,6% en 2019 al 8,7% en 2022.
Sin embargo, el modelo de Bukele contra el crimen organizado es puesto de ejemplo por algunos dirigentes políticos de Guatemala, Costa Rica, Honduras, Ecuador, Paraguay y la Argentina, entre otros, pero varias organizaciones de derechos humanos señalan que sus políticas rayan con el “autoritarismo”.
Estados Unidos no se mostró indiferente ante la victoria del mandatario centroamericano, de 42 años, el pasado 4 de febrero, con porcentajes cercanos al 85% de la votación. El secretario de Estado norteamericano, Antony Blinken señaló que Washington seguirá dando prioridad a “las garantías de un juicio justo y los derechos humanos”.
Con su partido Nuevas Ideas, Bukele (que se autodefine como el “dictador más ´cool´ del mundo” en su biografía de X (ex Twitter), obtuvo un mínimo de 58 de los 60 diputados de la Asamblea legislativa. El empresario salvadoreño, hijo de un inmigrante palestino, ganó por primera vez la presidencia el primero de julio de 2019.
“Los resultados electorales reflejan varias situaciones en El Salvador. Por una parte consolidan un proceso que ya venía siendo de desmantelamiento de las instituciones y procesos democráticos”, dijo la defensora de los derechos humanos Morena Herrera.
A pesar de que el artículo 152 de la Constitución prohíbe la reelección, Bukele se apoyó en una resolución de la Corte Suprema de Justicia para presentarse a un segundo periodo, de cinco años, pese a las críticas de la oposición.
Herrera, de 64 años, nominada al Premio Sajarov 2023 que entrega el Parlamento Europeo, dijo a la agencia Nuevas Palabras que “hay una voluntad de desconocer la frágil democracia que se venía construyendo desde los Acuerdos de paz (de 1992, que puso fin a la guerra civil) y una concentración de poder, de control, de todos los poderes del Estado en una sola persona”.
La dirigente, que aboga por el derecho de la mujer al aborto, opinó que los resultados de las elecciones reflejan una cosa que ya se sabía: “la candidatura presidencial de Bukele, cuestionada por violentar el orden constitucional, tenía mucho apoyo por parte de la población”.
“Esto es por haber controlado la situación de las pandillas, que ha generado una situación de tranquilidad, pero al mismo tiempo con un costo de violación de los derechos humanos muy alto, y de restricción de la libertad de expresión, de movilización y de protesta”, señaló.
Herrera afirmó que “hay una descalificación y un discurso muy aplastante contra la oposición y casi contra cualquier voz crítica que exista” y advirtió que “existe mucho miedo de parte de la gente y de las personas afectadas por el Régimen de Excepción”.
Desde que fue puesta en marcha esta medida, el 22 de marzo de 2022, alrededor de 76.000 personas fueron detenidas hasta enero de 2024, sobre una población 6,3 millones de habitantes, por supuestos vínculos con las pandillas.
“Cualquier opinión crítica de la prensa o de instancias internacionales, se consideran enemigos. Esto hace que estemos ante un panorama de fuerte debilitamiento de los mecanismos de diálogo, de deliberación y de contrapeso. Se han perdido las garantías judiciales y eso por una voluntad extrema” señaló.
La política de seguridad de Bukele, considerado el presidente más popular de América latina, según las encuestas, recibió críticas de organizaciones de derechos humanos como Human Rights Watch y Amnistía Internacional.
Pero Bukele no es imitado solo por la derecha. A principios de diciembre de 2022, la presidenta de Honduras, Xiomara Castro, del izquierdista Partido Libertad y Refundación, declaró un régimen de excepción en las ciudades de Tegucigalpa y San Pedro Sula, para hacer frente a la delincuencia, imitando las políticas del mandatario salvadoreño.
“En síntesis, yo diría que la democracia está fragilizada en El Salvador. Por no decir que ha tenido un golpe que la tiene al borde de la muerte”, señaló Herrera.
La noche en la que obtuvo la reelección, Bukele dijo, desafiante, tras ser vivado por sus partidarios: (…) “desde que existe la democracia nunca un proyecto había ganado por la cantidad de votos que hemos ganado este día”.