Buenos Aires, nov 7 (ANP) – El presidente Alberto Fernández reconoció esta tarde el triunfo electoral del candidato demócrata Joe Biden para la presidencia de los Estados Unidos. El primer mandatario lo hizo a través de la red social Twitter.
«Felicito al pueblo estadounidense por el récord de participación en las elecciones, una clara expresión de la voluntad popular. Saludo a @JoeBiden , próximo presidente de los Estados Unidos, y a @KamalaHarris , que será la primera vicepresidenta mujer de ese país», saludó Fernández.
El primer mandatario argentino se sumó así a otros jefes de Estado como la canciller de Alemania, Angela Merkel, quien felicitó a Biden e insiste en una relación transatlántica «irreemplazable».
También el presidente francés, Emmanuel Macron, felicitó a Biden por su elección como presidente de Estados Unidos y le pidió actuar «juntos» para «afrontar los desafíos actuales». «Los estadounidenses han designado a su presidente. ¡Felicidades @JoeBiden et @KamalaHarris! Tenemos mucho que hacer para afrontar los desafíos actuales. ¡Actuemos juntos!», reaccionó el presidente francés mediante un tuit.
El primer ministro británico, Boris Johnson, felicitó al candidato demócrata «por su elección» como presidente estadounidense y a Kamala Harris, elegida viecepresidenta, «por su logro histórico». «Estados Unidos es nuestro aliado más importante y espero que trabajemos estrechamente en nuestras prioridades compartidas, desde el cambio climático hasta el comercio y la seguridad», tuiteó Johnson.
Los mandatarios de Canadá, Justin Trudeau, y de Escocia, Nicola Sturgeon, el vicepresidente español, Pablo Iglesias, y el expresidente de Bolivia Evo Morales se encuentran también entre las primeras personalidades globales que felicitaron al demócrata Joe Bidens.
El flamante presidente electo de Estados Unidos, Joe Biden, se siente más cómodo con la tradicional base electoral demócrata que con los movimientos sociales y el progresismo, y en sus 50 años como dirigente ha logrado reconvertirse tras escándalos y pujas políticas, con una larga lista de críticos pero muy pocos enemigos.
Hijo de descendientes europeos y criado en una familia de clase trabajadora acomodada que pasó algunas dificultades económicas, Biden se convirtió en una joven promesa del Partido Demócrata muy rápido: a los 27 años fue electo concejal de la ciudad donde creció, New Castle, Delaware, y dos años más tarde se convirtió en uno de los senadores federales más jóvenes del país.
Apenas unas semanas después de esta elección, su esposa Neilia Hunter y su beba de un año murieron en un accidente de auto, una tragedia familiar que lo marcó y dejó solo a cargo de sus dos hijos mayores, de dos y tres años, hasta que en 1977 se casó con su actual esposa, Jill Biden.
Biden aprovechó desde el primer momento su banca de senador para construir alianzas y poder.
Para 1987, cuando se avizoraba el final de los dos mandatos del republicano Ronald Reagan, el joven Biden había construido la imagen de renovación que los demócratas necesitaban. Pero su campaña presidencial no duró mucho.
En sus 36 años en el Senado, Biden ocupó cargos clave para construir poder y, principalmente, convertirse en el referente demócrata de la cooperación bipartidista, como lo fue su amigo, el fallecido excandidato presidencial John McCain, para los republicanos.
En 2008, luego de abandonar su segundo intento por llegar a la Casa Blanca, se convirtió en el compañero de fórmula de una nueva joven promesa demócrata: Barack Obama. Los análisis políticos del momento explicaron su elección por dos razones. Primero, con 66 años, a Biden ya no le quedaba mucho tiempo para seguir alimentando sus aspiraciones presidenciales, por lo que no sería un factor desestabilizante. Segundo, poseía exactamente lo que le faltaba a Obama: experiencia en política exterior y comprobados contactos con todo el mundo político en Washington.
En 2016, muchos analistas consideraron que Biden se había bajado de su última oportunidad para llegar a la Casa Blanca. Oficialmente argumentó que la muerte de cáncer de su hijo Beau fue demasiado para él, pero extraoficialmente no había salido fortalecido de sus ocho años como vicepresidente.
Pero la victoria de Trump con los votos de muchos trabajadores de clase media desilusionados y la falta de un candidato opositor claro en medio de una creciente crisis de identidad de los demócratas volvieron a convertir a Biden -un confiable miembro del aparato partidista y figura aceptable para los republicanos desencantados- en la esperanza de cambio, a sus 77 años