Buenos Aires, (ANP) – Hace algunas décadas el peronismo gozaba de buena prensa, o dicho de otra manera, era el eje por el cual se dividía lo que estaba bien de lo que estaba mal en política No había forma de entender las cosas de otro modo. Los «gorilas» eran todos los «contreras» que estaban contra el General y el Pueblo, y si no se aceptaba ese axioma en política, los dirigentes estaban condenados, sobre todo, si su pretensión era de mayoría.
En otras palabras: no se podía hacer un análisis crítico del peronismo, ni de su génesis, ni de sus contradicciones. Ni mucho menos investigar posibles hechos de corrupción.
Era el «campo popular», y de enfrente, «el antipueblo». Por eso, cualquier dirigente que no era peronista se cuidaba mucho de plantear algunas cuestiones sobre la doctrina del «justicialismo» para no quedar como un «gorila». El peronismo puede aceptar que otros no militen a Perón como tal, pero no iba a tolerar que cuestionen los mitos que entrañan al relato del justicialismo, que con apenas algunos análisis no muy profundo pueden saltar a la luz.
Hasta 1945, en Argentina los trabajadores no tenían derecho al descanso. Un día como hoy pero hace 80 años, Perón firmaba el decreto para garantizarles vacaciones pagas.
La imagen de las playas repletas de obreros representa un derecho que aún hoy significa igualdad, dignidad y… pic.twitter.com/TUEdebe7bn
— Wado de Pedro 🇦🇷 (@wadodecorrido) January 24, 2025
En la medida que el kichernismo trató de radicalizar el discurso peronista en la tradición del viejo montonerismo y su «socialismo nacional», fue generando grietas y abriendo la posibilidad de que aparecieran planteos críticos. De hecho, para la dirigencia y la intelectualidad «nacional y popular» los que critican a Perón son «gorilas». Pero eso ya no tiene importancia, porque el «movimiento»está perdiendo la capacidad de marcar la linea divisoria. El claro ejemplo es Javier Milei en la Casa Rosada.
En la foto del ejemplo, Wado de Pedro reivindica la firma de un decreto de 1945, por el cual el entonces coronel Juan Perón, que era secretario de Trabajo de la dictadura nacionalista de 1943, ampliaba el derecho de vacaciones a todos los trabajadores.
Como le explica el diputado del PRO, Fernándo Iglesias, (un antiperonista casi fanático pero no por ello menos preparado), leyes que contemplaban ese derecho ya existía de antes y que en ese momento la dictadura lo amplió. Iglesias la recuerda que Perón era funcionario de una dictadura en ese momento.
El reconocimiento del derecho a las vacaciones pagas comenzó en 1934, con la ley 11.729 que estableció la estabilidad del trabajo, indemnización por despido arbitrario y vacaciones pagas para los trabajadores de comercio. Después se fue ampliando a muchos otros sectores, y en… https://t.co/ocn1K4awvF
— Fernando A. Iglesias (@FerIglesias) January 24, 2025
Tiempo y lugar
La hipótesis es que muchos militantes que se reconocen como pluralistas, progresistas o de izquierda, que hubieran vivido en aquel momento, habría tomado la medida de Perón, pero igual lo hubieran combatido. Es como decir: «Gracias, pelito pa’ la vieja».
El contexto de una medida de ese tipo en aquel momento es muy diferente del actual. Había terminado la Segunda Guerra Mundial en la que los nacionalismos europeos había sido derrotados.Y se trata de nacionalismos que abundaron en medidas de corte social. Cualquier militante de izquierda o progresista habría interpretado aquella medida de la dictadura de 1943, que apostó al triunfo de la Alemania nazi, era una manera de conseguir respaldo popular.
La confusión es que desde el progresismo se siguen asociando a los nacionalismos europeos a las dictaduras latinoamericanas. De ahí surge eso de que son todos «fachos» o «fascistas». La dictaduras militares en general se imponían en los años 60′ y 70′ para aplicar por la fuerza programas económicos liberales, que incluían ajustes y políticas de mercado, programas con el FMI. Pero los nacionalismos europeos no eran económicamente liberales. Todo lo contrario, eran intervencionistas. Lo que hoy hasta podrían asociarse a lo que se conoce como «heterodoxia».
Medidas para la protección del mercado interno y la industrialización básica y pesada. Sobre todo los militares argentinos de la década del 40 impregnados de ideas prusianas planteaban las ideas de defensa nacional en escenario de guerras totales, donde lo importante es lograr el autoabastecimiento de energía, alimentos y armas. El término «soberanía económica» esconde esa impronta militarista.
Hacer este tipo de análisis, hasta hace poco, era imposible a riesgo para muchos de ser cancelados.
El kirchnerismo debería estar más preocupado tal vez, en este aspecto de la «batalla cultural» en la que se embarcó el gobierno libertario, que en los relacionado a las defensa de las minorías sexuales. Este tipo de críticas al peronismo van a ir creciendo.