BUENOS AIRES (ANP).- Los planes de Israel para invadir el Líbano y destruir los túneles de la milicia pro iraní de Hezbollah transforman otra vez a Medio Oriente en un polvorín a punto de estallar en toda la región.
Otra vez esa zona fronteriza del norte israelí, donde más de 60.000 israelíes debieron abandonar sus hogares en las últimas semanas está en la mira de Israel por tercera vez en los últimos 42 años, luego de que fueran abatidos varios jefes y combatientes del grupo chiita.
Pese a los pedidos de Estados Unidos y varios países aliados para establecer una tregua de 21 días, el primer ministro Benjamin Netanyahu sigue adelante con sus planes para invadir ese país fronterizo, donde en los últimos cuatro días hubo más de 700 muertos tras los ataques israelíes.
Sin embargo, asesinar a varios líderes militares de Hezbollah no le asegura a Israel una victoria total en Beirut, donde el llamado Partido de Dios posee un amplio arsenal de misiles y drones de fabricación iraní.
Liderada por Hassan Nasrallah, la guerrilla chiita tiene más de 150.000 cohetes, entre ellos algunos de largo alcance ocultos bajo tierra, y alrededor de 100.000 combatientes, aunque otras fuentes ponen en duda esta última cifra, según informes difundidos por la prensa estadounidense.
Si Israel entra en el terreno pantanoso de Beirut, seguramente le costará salir. Ya le pasó en 2006 cuando tuvo que retirarse del Líbano después de 33 días sin doblegar completamente a Hezbollah, pues la guerra entró en un callejón sin salida.
Después de hablar ante la Asamblea General de la ONU en Nueva York, Netanyahu prometió el viernes continuar con las conversaciones para pactar un cese el fuego en el Líbano, tal como piden la Casa Blanca, la Unión Europea (UE), especialmente Francia, y varios países árabes.
Cuando aún no se han acallado las voces que reclaman la paz en la guerra de Gaza, donde según el presidente Mahmud Abbas se cometieron “uno de los peores crímenes de lesa humanidad” al matar a niños palestinos, Netanyahu está a punto de enfrentarse a un nuevo enemigo, muy superior a Hamas en poder militar y en número de milicianos.
Alentado por las victorias de las últimas semanas, mediante la detonación de beepers y handies que han matado a varios jefes de Hezbollah, el premier israelí se siente vigorizado para dar una lección militar al grupo pro iraní.
Sin embargo, Netanyahu enfrenta esta vez muchos más riesgos que cuando decidió invadir la Franja de Gaza, luego que Hamas matara a 1.200 israelíes y secuestrara a otras 240 personas, el 7 de octubre de 2023, de las cuales un total de 71 rehenes permanecen en poder del grupo fundamentalista islámico.
Desde entonces, los bombardeos israelíes han dejado más de 41.000 muertos en Gaza, la mayoría mujeres y niños, según informes de las Naciones Unidas.
El principal aliado de Israel, el presidente estadounidense, Joe Biden, ha advertido esta semana sobre la posibilidad de que se registre una guerra a “gran escala en la región”, si bien confía aún en una salida diplomática, declaró durante una entrevista con la cadena ABC News.
Entre otros objetivos, Israel busca que el grupo pro iraní retire a la fuerza Radwan, considerada una avanzada de élite en la zona fronteriza.
En las últimas horas, las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) han llamado a dos brigadas de infantería de reserva para unirse a la 98.a División de Paracaidistas, trasladadas la semana pasada al norte del país, informó el diario Israelí Haaretz.
En declaraciones a la agencia Nuevas Palabras, el analista Arie Kacowicz opinó que “está claro que Israel intenta destruir el arsenal acumulado por Hezbollah en los últimos 20 años, durante los cuales además de israelíes hubo muchas víctimas libanesas”.
El profesor del Departamento de Relaciones Internacionales de la Universidad Hebrea señaló que Hezbollah “confronta con dos grandes dilemas: atacar el centro de Israel (Tel-Aviv o Jerusalén), con la posibilidad de causar una tremenda destrucción en el Líbano, o llegar a un acuerdo político que separe el frente norte del frente sur (Gaza)”.
“La única solución factible es llegar a un cese del fuego en Gaza, que produciría también un alto del fuego en la frontera de Israel y El Líbano”, aseguró.
Kacowicz recordó que “el primer ministro libanés, Najib Mikati, ha manifestado la intención del Líbano de respetar la resolución 1701 del Consejo de Seguridad de la ONU, que puso fin a la guerra de julio-agosto de 2006. Veremos. La única solución es por la vía política”, opinó.
Israel ha esperado mucho tiempo para golpear a Hezbollah. De todos modos no debería subestimar la capacidad de la milicia chiita, considerada por algunos estrategas militares como el enemigo más poderoso al que Israel se ha enfrentado desde que David Ben Gurion proclamó el Estado en 1948.