BUENOS AIRES (ANP).- Luego de varios días de especulaciones, y con la interna del partido Demócrata prácticamente resuelta, la vicepresidenta Kamala Harris eligió a su compañero de fórmula, el gobernador de Minnesota, Tim Walz, para enfrentar al binomio republicano Donald Trump-JD Vance.

La fórmula “Harris-Waltz” es un pasaje que representa el crisol de razas que ya son los Estados Unidos en esta primera mitad del siglo.  Mientras Kamala refleja a las minorías asiática y negra de los Estados Unidos (sus padres nacieron en la India y en Jamaica), Walz (foto) es todo lo contrario.

Se trata de una estrategia que podría calificarse como de “conservadora-racional” frente al enfrentamiento con la extrema derecha del partido Republicano (la rama MAGA -Make America Great Again).

Es probable que Kamala Harris, luego de recibir la postulación tras la defección tardía del presidente Joe Biden, haya pensado bien en sus posibilidades. Más allá de la enorme recaudación de aportes que cosechó desde que se subió a la carrera, los pasos siguientes debió pensarlos con exactitud.

Descartó de lleno compartir la fórmula con una mujer, y también, con algún representante vinculado a otra minoría, por ejemplo, los latinos.  En cambio, se inclinó por un gobernador de un estado que forma parte del “rust belt”: el cinturón de óxido donde, hasta los años de Ronald Reagan, la industria metalúrgica brillaba en el horizonte.

Walz, de 60 años, nació en un pueblito de 3.500 habitantes de Nebraska y, al poco tiempo, se instaló en uno aún más pequeño del mismo Estado poblado por solamente 400 personas.

Tras salir de la Guardia Nacional, (el equivalente a nuestra Gendarmería) se graduó en Ciencias Sociales en 1989 y, al año siguiente, viajó como docente a China, donde aprendió a hablar el mandarín.

Walz apoya el movimiento gay, las libertades individuales, la marihuana recreativa en su Estado y el control sobre el uso de armas,  lo que le ganó una baja en su ránking de la Asociación Nacional del Rifle (NRA).

Casi siempre sonriente, responde a las críticas por su aspecto avejentado (completamente canoso donde no es calvo) echándole la culpa a sus veinte años como «monitor» del comedor de la escuela secundaria donde enseñaba Geografía.

Reelecto en cinco oportunidades como gobernador de Minnesota, es el dirigente que le puede llevar los votos del sector blanco empobrecido de los estados circundantes, un tanto refractarios a apoyar a una candidata de origen indo-afro-americana.

Con las fórmulas presidenciales ya armadas, los Estados Unidos se embarcarán en una elección que podría calificarse de inédita. Por el lado de los demócratas, la hija de inmigrantes que se abrió paso cumpliendo en sueño americano, acompañada por un gobernador de uno de los estados más afectados por la globalización económica.

Por el lado de los republicanos: Trump y el joven senador por Ohio, JD Vance, conocido por su autobiografía llevada a las pantallas de Netflix (“Hillbilly Elegy” o “Elegía del montañés”).

Los próximos meses serán cruciales para que el mundo conozca de qué están verdaderamente hechos los votantes norteamericanos.

Por NP