Buenos Aires( ANP) – No todo lo que se cuenta es una noticia. Una declaración de un político en una red social no es en si una noticia. Se trata sólo de un acontecimiento que solo cuando atraviesa el filtro del periodismo puede convertise en noticia. Ese es un poder que tiene la prensa cuya regulación la hace el mercado. Si un medio o un periodista se “equivoca” muy seguido, pierden credibilidad, no son confiables.

Un avión que vemos volando a través de la ventana es un acontecimiento que altera la estabilidad y la monotonía de nuestro cuadro en ese momento, pero ello no implica que valga la pena que sea tomado por un periodista y entre en el proceso de selección, jerarquización y tematización. No es noticiable ese acontecimiento.

Pero qué pasa cuando un hecho es “importante”. ¿Quién decide qué es importante y que no? Eso no lo decide el periodista ni el medio de comunicación. Un acontecimiento gana el “derecho” de convertirse en noticia cuando, entre otras cosas, cumple algunos requisitos que siempre son relativos a la sociedad en la que actúa ese medio de comunicación.

Cuando un hecho puede  involucrar a mayor cantidad de personas, más chances de pasar a lo medios. Por ejemplo , el valor del dólar siempre interesa a la sociedad argentina. El precio de los alimentos, los salarios, el desempleo. Son temas que siempre importan al público. 

Otro requisito para que un hecho pueda pasar por el proceso “industrial” del periodismo es lo novedoso. Lo nuevo atrae la atención, lo extraordinario, los tópicos sobre avances tecnológicos. Estos son algunos tips sobre cómo producen noticias. Hay muchísimos más. Las reglas sobre cómo hacer el recorte de la realidad están incorporadas y naturalizadas en los periodistas y los medios. Estas cosas no se debaten en lo previo. Está más que entendido qué es noticia y qué no lo es, y no responden al gusto personal del periodista, sino a las reglas sobre cómo funciona la relación del periodismo con la sociedad.

Quien escribe estas líneas es hincha del Club Atlético Temperley desde hace 50 años y le hubiera gustado titular Ganó Temperley: dejó afuera a River de la Copa Argentina, pero la verdad es que el medio va a tener muchos más lectores si se titula River no pudo con Temperley y se despidió de la Copa Argentina, por eso de que un acontecimiento puede ser noticia cuanta más gente involucre. Y está claro que si bien los hinchas del Gasolero somos muchos, pero tantos como los del Millonario.

Lo que no se puede negar es que los medios tienen líneas editoriales. La fórmula del diario La Opinión fue: la sección Economía era de derecha, la de Cultura de izquierda. Es claro que hay medios en los que el tratamiento de los temas y las noticias se enfocan desde un costado crítico del gobierno de turno, y otros desde una mirada favorable.

Pero los hechos son los mismos. Lo que cambia es la interpretación. Algunas noticias pueden tener mayor relevancia para un medio y menor para otro, pero está en los dos medios.  Es común que un editor diga: “demos esto chiquito para dejar en claro que no nos comimos la noticia”. Eso es porque es necesario dar el tema aunque no encuadre en la línea del medio.

Los líderes políticos, cuanto más autoritarios son, más críticos son del periodismo. Ellos consideran que los periodistas no tienen derecho al poder de recortar la realidad, titular y proponer a la sociedad una manera de ver e interpretar las cosas. Ellos consideran que no necesitan intermediarios para comunicarse con los ciudadanos. Si pudieran  prescindir de los medios, mejor.

Lo único que hoy puede dar algo de crédito a ese pensamiento de los dirigentes es lo que se dio a llamar como “periodismo militante”. Se ha confundido el principio de que un medio puede tener una línea ideológica, pero que ello no implica responder a los intereses de un partido o movimiento político o del gobierno.  El periodismo militante es lo que le permitió hoy a la derecha  cuestionar a los periodistas. 

Pero por más que no le guste al Presidente de la Nación, siempre va a ser necesario que haya periodistas, que bien informados, por seguir bien los temas, le cuenten al resto de la sociedad lo que está pasando, o por lo menos, lo que ellos suponen lo que está pasando, con toda honestidad.

Parece gracioso que el vocero de prensa del gobierno, alguien que como periodista no era conocido ni se le reconoce logro alguno, le niegue una acreditación a la Sala de Periodistas de la Casa de Gobierno a Silvia Mercado. E incluso, considere que el gobierno tiene derecho a «jeraquizar la sala». Pero que hay que escuchar a salames con poder planteando estupideces.