El consumo tuvo en enero un aumento interanual del 5,5%, debido al «contexto de una baja base de comparación en 2022 heredada de la pandemia», pero aún no logra equiparase con el nivel de 2019, ubicándose 0,3% por debajo de ese año.
Así lo precisó hoy la Cámara Argentina de Comercio y Servicios (CAC), en la presentación de su primer Indicador de Consumo (IC) que de ahora en adelante difundirá con periodicidad mensual.
La entidad señaló que uno de los factores que explican la magra performance relativa del índice en enero «se vincula con la capacidad de compra de los hogares, que mostró en el arranque del año una contracción mensual de más de 6% (descontando el efecto aguinaldo, diciembre estuvo por encima de la media de los últimos meses debido a la superposición de un conjunto de bonos de asistencia social) y una baja de 1,6% en la comparación interanual».
«Si bien el 2022 comenzó con tasas marcadamente positivas de la mano de una baja base de comparación en 2021, mayor dinamismo económico, aumento del salario real, crecimiento de los niveles de empleo y una serie de bonos en los programas de seguridad y asistencia social, el poder adquisitivo de los hogares comenzó a sufrir a medida que los desequilibrios macroeconómicos fueron acumulándose y la inflación fue tomando mayor aceleración», explicó.
De esa forma se estableció «un punto de quiebre que dividió al año en dos semestres opuestos: un primero de expansión económica, crecimiento de ingresos y consumo; y un segundo caracterizado por contracción de la actividad, el poder de compra y el gasto de los hogares acentuada por el recorte de subsidios a las tarifas de los servicios públicos», especificó la CAC.
Esa dinámica negativa del ingreso se sostuvo en el arranque de 2023, año para el que la Cámara espera «una nueva caída del poder de compra de los hogares como consecuencia de la falta de dinamismo económico, una inflación que se sostendría en niveles elevados y un proceso de recomposición tarifaria que aún se encuentra en marcha».
«En esta línea, el IC mostró en enero una caída desestacionalizada de 0,3% frente a diciembre», aclaró.
Otra importante relación observable es aquella que se presenta con el ingreso disponible real de los hogares, es decir, su poder adquisitivo o capacidad de compra reuniendo todas las fuentes de ingresos (empleo formal e informal, cuentapropismo, ocupaciones secundarias, jubilaciones, pensiones y ayuda social, entre otras).
«Ambas variables presentan una vinculación directa: el consumo cae cuando los ingresos se reducen, y aumenta cuando estos crecen», indicó la entidad presidida por Mario Grinman, aunque advirtió que «las relaciones de intensidad parecerían, sin embargo, haber cambiado a partir de la pandemia, momento en que el consumo comienza a presentar movimientos más fuertes que los ingresos (aunque siempre en el mismo sentido), algo diferente a lo sucedido en 2018 y 2019 cuando las variaciones del consumo tenían una magnitud mucho más alineada con la del poder de compra de los hogares».