Los argentinos tenemos serias dificultades al intentar descifrar si los alimentos, la indumentaria y hasta el pasaje de colectivo son más caros o más baratos que en el resto de los países de América del Sur, ante la multiplicidad de tipos de cambio y las variadas cotizaciones del real brasileño, el peso uruguayo o el chileno en un mercado de cambios que dista mucho de ser «único» y «libre». Sin ir más lejos, la cotización del real, según el mercado que se elija, puede variar de $31 a $74, una diferencia abismal para determinar la conveniencia o no de comprar un producto de un lado o del otro de la frontera.
Esta situación fue evaluada por la consultora Quantum Finanzas, en un informe que compara los precios de una canasta de productos, considerando en el caso argentino tanto el tipo de cambio oficial como el de Contado con Liquidación (CCL). Como si se tratara de dos países diferentes, o al menos dos realidades diferentes de un mismo país.
«Se observan distintos tipos de disparidades al contrastar los precios expresados en dólares al tipo de cambio oficial y al libre (CCL)», indicó la entidad dirigida por el ex secretario de Finanzas, Daniel Marx, actual asesor del ministro de Economía, Sergio Massa.
Para tener una idea de lo complicado que resulta tomar una conclusión, Quantum señaló que «el precio de los alimentos básicos en Argentina es más bajo que el promedio de esos países (-49% al tipo de cambio oficial y -74% al tipo de cambio libre) al igual que el del combustible (- 42% y -71%, respectivamente)», pero en el caso de la indumentaria «es un 57% más alto al tipo de cambio oficial y un 21% más bajo al CCL».
«Algo similar ocurre con el precio de los electrónicos, que es un 65% más alto al tipo de cambio oficial y un 16% más bajo al CCL», planteó, aunque en este caso debe hacerse como consideración adicional que «el precio puede incluir la posibilidad de comprar en cuotas a tasas de interés ‘subsidiadas'», es decir una tercera versión de los precios distorsionados de la Argentina.
Como síntesis, la consultora señaló que «en la comparación con países vecinos se observan importantes diferencias, como consecuencia de diversos factores, tales como estructura y nivel impositivos, grados de protección, costo de financiamiento, etc», al tiempo que advirtió que «si los precios locales se alineasen con los de los vecinos, no sólo se afectaría al índice de precios, sino que, en el caso de los alimentos básicos, tendría implicancias sobre el poder adquisitivo de los segmentos en los que esos bienes tienen mayor incidencia en el consumo».
«Son conocidas las dificultades y limitaciones que tiene un análisis de este tipo, por lo que extrapolar conclusiones para validar una ‘adecuación’ general del tipo de cambio es arriesgado. Sin embargo, se la considera útil para proveer información en el marco de una economía con desequilibrios e importantes tensiones», acotó Quantum.
En conclusión, precisó que «al CCL, los precios relevados son más baratos en Argentina que los promedios de bienes similares en los tres países, pero al medirlos al tipo de cambio oficial, se observan diferencias, no sólo en magnitudes, sino también en signos».
En ese sentido, manifestó que «los precios de los alimentos básicos y combustibles son más bajos al expresarlos en los dos tipos de cambio, mientras que en productos de higiene personal, indumentaria y electrónica se observan diferencias dependiendo de qué tipo de cambio se use», además de la dificultad adicional ya señalada en el caso de los artículos electrónicos.