Las principales variables con las que se diseñó el proyecto de ley de Presupuesto para 2023 “lucen bastante dibujadas” y todo hace suponer que la inflación volverá a hacer el “trabajo sucio” y con más intensidad si se aspira a cumplir con la meta de un déficit primario de 1,9% del PBI, de acuerdo con el análisis de la consultora Invecq.
A la luz del resultado fiscal de los primeros ocho meses de 2022, surge el dato preocupante de que la desaceleración del déficit primario se sustenta en un recorte de gastos licuados por la inflación, como el de los haberes previsionales, que pudo contrastar la primera caída real de los ingresos en dos años.
“El análisis de las cuentas fiscales nacionales deja entrever que, a pesar de que el nuevo equipo económico parezca comprometido con la corrección fiscal, sin un replanteo estructural de las normas que determinan la evolución del gasto público y los recursos, la tarea de equilibrar las cuentas públicas será muy difícil”, advirtió la entidad, en referencia al cómputo de las rentas de la propiedad.
El deterioro real de los ingresos sería “consecuencia de un proceso recesivo que se habría iniciado con la aceleración inflacionaria del mes de julio y podría durar todo el segundo semestre del año”, señaló la consultora dirigida por Esteban Domecq.
“De hecho, la partida del gasto que mayor corrección está mostrando es la de Jubilaciones y Pensiones y responde no a una decisión de política económica de cambiar la dinámica vigente hasta el momento, sino al resultado inevitable de una aceleración inflacionaria a lo largo de los últimos meses y el menor aumento nominal de las prestaciones en línea con la inflación de los meses pasados”, explicó.
De cara al año próximo, Invecq sostuvo que “las variables más relevantes del presupuesto lucen bastante dibujadas dado el contexto actual” y detalló que “mientras que el año pasado el debate por el presupuesto se inició en un contexto de 45% de inflación mensual anualizada y prometía una desinflación de 12 puntos hasta el 33%, actualmente partimos de una inflación mensual anualizada de casi el 110% y el presupuesto promete una desinflación en 12 meses de 52 puntos, hasta llevarla a fin de año al 60%”
Para que el presupuesto cierre con una meta de déficit fiscal menor a la del 2022, indicó Invecq, “el equipo económico apeló a cálculos sustancialmente por debajo de la tasa de inflación, presupuestando así un fuerte ajuste en variables sensibles como las transferencias a las universidades y la política alimentaria”.
Sin embargo, continuó, “es difícil pensar que en un año electoral el gobierno decida recortar partidas sensibles como la de la política alimentaria” y en consecuencia “es más plausible pensar que la meta de déficit fiscal se alcance únicamente mediante una mayor aceleración inflacionaria, escenario diametralmente opuesto al supuesto de desinflación durante el año que viene”.
“Al igual que con el presupuesto del año pasado, creemos que el gobierno necesitará mayor inflación para poder dominar en el corto plazo la dinámica real del gasto público y, por lo tanto, creemos que es el escenario de mayor probabilidad de ocurrencia”, pronosticó Invecq.