La Federación Argentina de la Industria Molinera (FAIM) aseguró que el sector no es responsable de la fijación del precio del trigo y señaló a las autoridades que deben diferenciar “tenencia” de propiedad” a la hora de analizar la problemática de los valores comerciales.
De esta manera, la entidad presidida por Diego Cifarelli y que nuclea el 96% de la molienda de trigo del país, salió al cruce de aquellos que se refirieron a la situación “de manera inexacta”, sin hacer mención expresa del secretario de Comercio Interior, Roberto Feletti, luego de las declaraciones del funcionario contra los empresarios del sector agropecuario y alimenticio.
Al respecto, FAIM explicó que “en plena cosecha, el abastecimiento de trigo se realiza en su gran mayoría mediante operaciones llamadas ‘a fijar’”, en la que “la recepción del trigo se encuentra mediada por un contrato de concesión y la fijación del precio se realiza de forma independiente y posterior a la entrega física al molino, a medida que se produce la molienda”.
“De esta manera, es un error considerar al stock de trigo en los molinos con precio ‘a fijar’ como trigo disponible, ya que es tenencia pero no propiedad”, puntualizó.
En base a informes oficiales, FAIM indicó que las “Compras de la Industria” de la presente campaña fueron de 1.680.600 toneladas de trigo, de las cuales 398.900 toneladas fueron con precio a fijar.
“Esto implica que la industria, sin comprometer su patrimonio, tiene que haber molido un máximo de 1.281.700 toneladas de trigo”, señaló, al tiempo que precisó que “según las estimaciones de molienda de FAIM y del Ministerio para febrero de 2022, la industria lleva molidas para el periodo diciembre/21-febrero/22 un volumen cercano a 1.400.000 toneladas de trigo, que contemplan el carry de la campaña previa”.
“Es decir, queda demostrado el compromiso de abastecimiento regular del mercado que guarda relación con el trigo efectivamente adquirido”, completó.
FAIM agregó que “la actividad molinera existe en el país desde antes de la Constitución Nacional” y que “reconoce la gravedad de los fenómenos inflacionarios ya transitados en diversas etapas de la historia económica argentina, que golpean el poder adquisitivo de la sociedad y afectan de manera profunda a las familias vía el precio del pan”.
“Por la complejidad de la situación inflacionaria actual, la industria se enfrenta a una nueva imposición de política pública y más allá de las miradas diferentes al respecto no buscará torcer su trayectoria de búsqueda de concordancia, dado que asume que el objetivo prioritario es dar una solución a los precios al consumidor”, sostuvo.