Buenos Aires, oct 2 (ANP).- Lo primero que quizás despierte “Enola Holmes” en el público adulto es prejuicio. Desde el vamos, la historia plantea una galería de personajes estereotipados donde las mujeres son invariablemente fuertes y sabias -sean adultas o adolescentes- mientras que los hombres se nos revelan enseguida como soberbios, misóginos y emocionalmente frágiles.
Pero a medida que la acción avanza, Enola nos conquista. El desarrollo es intenso, con mucha acción de la buena, correctas actuaciones y con un derroche de carisma de su protagonista, Millie Bobby Brown, la estrella de “Stranger things” que también hemos visto en “Modern family”.
La historia se inicia con la presentación de Enola a cargo de ella misma, que empieza su relato rompiendo la cuarta pared para hablarle directamente al espectador. Por ella nos enteramos que es la hermanita menor del legendario detective Sherlock Holmes, educada por su madre para ser un espíritu indomable. Su mismo nombre define a esta jovencita porque “Enola” no es más que un juego de letras que leídas al revés significan “sola” (“alone” en inglés).Aunque la acción transcurre a fines del siglo XIX, Enola es hija de los tiempos actuales. No necesita amigas, no le interesa atrapar marido, y le bastan sus libros. Sabe pelear, pensar y actuar con toda la rudeza necesaria, y también será capaz de ocultar sus sentimientos hacia el joven Tewkesbury (Louis Partridge). Algo criticable si lo hace su célebre hermano Sherlock (Henry Cavill), pero al parecer admirable en Enola.
La aventura de esta adolescente empieza con la búsqueda de su madre, Eudoria Holmes (Helena Bonham Carter), que ha desaparecido sin dejar explicación ni rastros. Al menos, sin rastros para los simples mortales, porque Enola es una detective brillante que apenas empieza a desplegar sus extraordinarias habilidades de sabueso, capaz incluso de aventajar a su sagaz hermano. Sus esfuerzos por hallar a Eudoria la llevarán a vivir peligrosas aventuras en las que tendrá que poner en práctica todo lo que aprendió de su progenitora.
Si bien Enola Holmes es un producto pasatista y dirigido a un público adolescente, cumple con dos de las tres premisas que toda película necesita para ser un buen producto potable para todas las edades: tiene impacto en su inicio y un desarrollo ágil, aunque en el desenlace se pierde algo de fuerza y el gran misterio que desencadena la historia se resuelva deslucidamente.
Es cierto que al principio molestan un poco esos estereotipos que mencionamos antes; quizás no esté tan bueno transmitir a nuestras chicas que para ser mujeres fuertes necesariamente haya que ver a los hombres como débiles. Pero luego uno se acuerda de las miles de películas y series de TV con las que crecimos, donde los personajes femeninos hacían de bobas, dando grititos de miedo y dependiendo de un hombre que la salvara, y ahí es cuando se acepta sin culpa el universo de Enola Holmes y se disfruta de esta película.
Si habrá una segunda parte, es otro de los misterios. Aunque los libros de Arthur Conan Doyle sobre el inmortal Sherlock Holmes hace mucho tiempo que son de uso libre, las últimas aventuras publicadas aún están protegidas por los derechos de autor en Estados Unidos. Y el Sherlock que recrea Enola Holmes pinta justamente al que aparece en esas últimas aventuras, un hombre capaz de respetar a las mujeres y también de permitirse tener emociones.
En este cambio en el carácter del famoso detective que muestra Enola Holmes se basa la demanda presentada por Conan Doyle Estate contra Netflix, alegando el uso indebido del personaje de Sherlock, reclamo que posiblemente también alcance a Nancy Springer, autora de los libros en los que se basó la plataforma para hacer esta película que, nota aparte, se encamina a ser una de sus más exitosas apuestas de 2020. Confiamos en que Netflix llegue a un acuerdo con los descendientes de Conan Doyle y le de luz verde a la segunda parte.