BUENOS AIRES (ANP)- La desautorización que el Presidente Javier Milei le propinó a su Vicepresidenta, Victoria Villarruel, por haber llevado adelante la sesión en la que se destituyó al Senador Edgardo Kueider, muestra a las claras hasta que punto está quebrado el sistema de representación de los partidos políticos en Argentina y su funcionamiento.
No es la primera vez que Milei “destrató” a Villarruel, pero si es la más aguda. La deja a un paso del juicio político por “mal desempeño de las funciones públicas” a la vicepresidenta.
Pero esa sesión fue una muestra de “lo podrido” que están las internas de todos los partidos. Eduardo Vischi, presidente de Bloque Radical, no pudo convencer a sus correligionarios de votar sólo la suspensión de Kueider, y así evitar que el kirchnerismo ponga una legisladora suya en reemplazo.
Martín Lousteau, (foto) que fue el único que rechazó casi en soledad la Ley de Bases, veía como su bloque, ahora, no podía dejarle pasar a La Libertad Avanza (LLA) la factura por todas las veces que no acordó esa fuerza.
Por su parte, el PRO dio un nuevo bochornoso espectáculo, esta vez encarnado en la posición del senador Alfredo De Angeli, quien en su discurso primero avaló la expulsión de su co-provinciano, pero a la hora de la votación votó en contra, incluso se levantó de su banca.
Es que el PRO y LLA habían llego, de manera tardía y a las apuradas, a un acuerdo para suspender a Kueider, y de esta manera impedir que asuma hasta que sea destituido, juicio de por medio, su banca la kirchnerista Stefanía Cora.
Otra escena de la falta de articulación política de todos los sectores la dio el propio presidente del bloque de LLA, el Senador Ezequiel Atauche quien en un rasgo de “sincericidio” dijo: «Queriamos suspenderlo pero al no tener número, vamos a acompañar con la expulsión» .
¿Y el peronismo? Ganó la batalle de expulsa a Kuedir, pero no pudo evitar que le recordaran que el legislador llegó de la mano del tercer gobierno de Cristina Kirchner, presidido por Alberto Fernández.
La asunción de Cristina de Kirchner a la presidencia del PJ fue toda una muestra de la desunión que reina en ese sector. No fue Axel Kicillof ni otros gobernadores que no quieren el “salvavidas de plomo” que representa hoy la ex mandataria, quien tiene un “piso” de intención de adhesión alto, pero un nivel de rechazo aún más alto.
El ministro bonaerense, Andrés Larroque aseguró que “El emergente natural del peronismo es Kicillof. Paso a paso se va consolidando. Se hace cargo de los 17 millones de bonaerenses”.
Sobre la interna entre el gobernador y La Cámpora, Larroque dijo a Radio 10 que: “Luego de las derrotas del peronismo viene un proceso traumático de construcción. Hay gente que no colabora”.
Mientras tanto, en el PRO, Mauricio Macri se tiene que aguantar que Patricia Bullrich ahora le eche en cara que durante su gobierno (y al que ella pertenecía) tampoco se trató el controvertido tema de “Ficha limpia”.
El enfrentamiento ya comenzó. En “el dominio” del PRO, la Ciudad de Buenos Aires, Jorge Macri luchó hasta último momento contra mileistas y bullrichistas para poder aprobar el nuevo Código de Planeamiento Urbano y el Presupuesto 2025.