Buenos Aires, ene 30 (ANP).- La obra se desarrolla en la salita de un jardín de infantes en la que los padres de los chicos y la maestra jardinera se reúnen a menudo para realizar el seguimiento de los pequeños alumnos. Hasta ahí, una historia común y corriente en la que parecería que no puede surgir nada de particular interés.
Sin embargo, esta «sala roja» no es una sala cualquiera sino que es el lugar donde los padres se enfrentarán en acaloradas polémicas buscando el protagonismo de sus hijos, haciendo que cada tema que tocan termine en una votación reñida como si se tratase de la interna de un partido político o del mismo Congreso de la Nación.
Baja esta dinámica por supuesto saldrán a relucir las internas del grupo, el encono de los que están a favor y los que están en contra de cualquier cosa que se discuta, los que quieren una muestra de fin de año con la participación de sus hijos frente a los prefieren actividades manuales u otras propuestas más constructivas. En suma, todos lucharán contra todos en pos de ese protagonismo que buscan a través de los pequeños.
Es así que la conquista de un cierto poder dentro de ese micromundo, la competencia femenina, la discriminación y hasta la infidelidad se convierten en tópicos que determinan la vida dentro de esta peculiar sala roja, todos conflictos planteados con mucho humor durante 75 minutos por el excelente elenco. Con gran acierto, la directora de la puesta en escena presenta distintos estereotipos que mantienen todo el tiempo la carcajada del espectador con gags desopilantes y una perfecta interacción de los protagonistas.
«La Sala roja» es una obra del teatro independiente que, con varios años en cartel, enamora a la platea divirtiendo con calidad y teatro del bueno y donde -aunque el tema central sean los niños- claramente se apunta a las virtudes y miserias de los adultos.