Buenos Aires, nov 9 (ANP).- El desequilibrio fiscal que arrastra la Argentina y un 2022 sin los ingresos extraordinarios con los que se vio favorecida en 2021 torna ilusoria la posibilidad de evitar un ajuste, ante la ausencia de crédito internacional y una creciente inflación, advirtió el economista jefe de la Fundación de Investigaciones Económicas Latinoamericanas (FIEL), Daniel Artana.
Esa fragilidad fiscal de cara al año que viene “llama la atención del FMI”, en especial luego de las declaraciones de diferentes funcionarios que llaman a “evitar el ajuste”, una opción que para Artana es inviable y que solamente abre la opción de hacerlo de manera ordenada, con medidas oficiales, o desordenada, a través de una mayor inflación que licúe aún más los gastos salariales y previsionales.
“Sin acceso al crédito internacional, con restricciones cada vez más evidentes a seguir cargando de riesgo ‘sector público’ a los balances de los bancos, las opciones hacia adelante no son ‘ajuste sí’ o ‘ajuste no’, sino si la corrección se hará en forma ordenada por decisiones del gobierno argentino o desordenadas por un aumento en la tasa de inflación”, anticipó.
Asimismo, Artana recordó que en 2022 “no habrá aporte solidario ni tampoco Derechos Especiales de Giro”, que en 2021 incidieron en una suba de ingresos no prevista en el Presupuesto, pero además “la contribución de las retenciones no sería tan favorable como este año porque se ha reducido el precio internacional de la soja y porque hay un riesgo climático”.
En ese marco, el economista señaló que “la evolución de las cuentas fiscales de los últimos meses muestra que el gasto del gobierno nacional medido en pesos constantes empezó a aumentar a pesar de que debería desaparecer la mayoría de los gastos asociados a la pandemia”.
Esa suba -asociada al reclamo de sectores del Frente de Todos luego del resultado de las PASO- “se explica por una modesta recuperación de la inversión pública y, sobre todo, por un aumento notorio en los subsidios al sector privado”, en particular en energía y transporte.
“Si, además, se tiene en cuenta que las cuentas del año 2021 se vieron favorecidas por eventos extraordinarios que no se repetirán en el futuro, se puede ver la fragilidad fiscal que llama la atención del FMI”, indicó.
En cuanto a los reclamos sobre cambios en los criterios del Fondo sobre plazos y nivel de las sobretasas, Artana puntualizó que eso “depende de la voluntad de los gobiernos de los países desarrollados, principales accionistas del FMI, que deben modificar una norma de alcance general”.
Respecto a la continuidad del control de cambios, “un instrumento temporario para permitir ganar tiempo mientras se resuelven las inconsistencias”, el economista de FIEL remarcó que “la historia lo condena”.
“Aún con reservas internacionales abundantes, el control de cambios fue la norma entre 2011 y 2015, lo cual pone en evidencia que lo que en principio debió ser temporario terminó siendo permanente, revelando así cierta fascinación del gobierno con los controles”, apuntó al respecto.
En reglas generales, Artana manifestó que “cuando un gobierno tiene un desequilibrio fiscal puede evitar recortar gastos o aumentar impuestos si tiene acceso al crédito”, pero que “ese no es el caso del gobierno argentino que sólo accede mínimamente al crédito en el mercado local y por la vía principal de cargar de títulos a las entidades financieras”, es decir, “coloca deuda pública entre los depositantes utilizando a los bancos”.
“Entonces, la mayor parte del déficit primario se termina financiando con impuesto inflacionario que alguien dentro de la economía paga. Si se reduce el desequilibrio fiscal ‘sufrirán’ más los que pagan impuestos o reciben gastos y menos los que hoy soportan el peso del impuesto inflacionario. Las cuentas ex post siempre cierran y es el rol de la política que lo hagan de la manera más eficiente y equitativa posible”, describió.
Pero en vez de avanzar en una normalización de las cuentas públicas, Artana señaló que “el gobierno eligió un camino diferente para tratar de influir en la elección de medio término”.
“Es esa imprudencia fiscal la principal responsable del ‘ajuste futuro’”, finalizó.