La inflación de alimentos se ubicó en la tercera semana de noviembre en un 5% mensual promedio y 3,3% en la medición punta a punta, en gran parte por efecto de la menor suba del precio de la carne que incidió para que el nivel general sumara su cuarta baja consecutiva en el relevamiento de la consultora LCG.

Después de un 8% mensual acumulado a la tercera semana de octubre, el índice bajó al 7,9% en la última semana del mes pasado, al 7,1% en la primera de noviembre, al 6,1% en la segunda y al 5% en la tercera en el acumulado móvil mensual.

«Gran parte de esa desaceleración responde a una caída de los precios de la carne, lo cual está actuando como contrapeso en la dinámica inflacionaria de los alimentos principal componente del IPC», destacó LCG, que agregó al respecto que «el consumo de carne está en su punto más bajo de los últimos casi 20 años, con un consumo promedio de 47 kg por persona por año (vs 63 kg en 2005)».

«Pese a lo desmotivante del dato, no es llamativo puesto que venimos viendo que la indigencia crece más que
la pobreza, lo que confecciona el entramado de una sociedad donde los pobres son más pobres entre sí», planteó la entidad dirigida por Guido Lorenzo.

Para la consultora, «el Gobierno parece encontrarse ante una dicotomía donde cualquiera de las dos opciones tendrá repercusiones en el mediano plazo Por un lado, puede apelar a medidas de congelamiento y acuerdos de precios, más bien con la intención de generar cierto tipo de política de ingresos, de forma que los alimentos aumenten en menor
medida que el resto de los productos, suavizando lo que mencionábamos en el párrafo previo Sin embargo, esto no está exento de un coletazo ex post, cuando el acuerdo finalice y los supermercados deban reajustar precios para recuperar el nivel de rentabilidad perdido, lo cual podría ser arriesgado amenazando con reactivar la inercia
inflacionaria».

«Por otra parte, el Ministro de Economía hace equilibrio para evitar el pronunciamiento de atrasos (como en el tipo de cambio) a la vez que delinea las partidas presupuestarias más afectadas para poder cumplir con la meta de reducción del déficit primario. Todo ello soportando los reclamos sociales que derivarán de una mayor
nominalidad y menos recursos», finalizó.

 

Por NP