Buenos Aires, jul 12 (ANP)- El proyecto de ley de Teletrabajo, que ya cuenta con la aprobación en Diputados, tendrá más efectos adversos que favorables, ya que aumentará el cuentapropismo y las relaciones des-asalariadas, en tanto traslada al ámbito del hogar “las mismas reglas que se aplican dentro del la empresa” y que en gran medida son la causa del estancamiento del empleo registrado.
Así lo sostuvo hoy el Instituto para el Desarrollo Social Argentino (IDESA), en un análisis en el que consideró que si las reglas laborales vigentes “ya son difíciles de aplicar dentro de la empresa (debido a que la mayoría de sus mandatos han quedado obsoletos), en el ámbito del hogar son inaplicables”.
Las experiencias de teletrabajo acumuladas desde el inicio de la cuarentena, aseguró, “son cortas pero intensas” y pusieron en evidencia que “las ocupaciones que son más fáciles de convertir a esta modalidad son las que requieren alto capital humano (analistas y profesionales) y en ellas es donde más rápidamente se pueden generar ganancias de productividad”, además de ahorros en infraestructura y costos de monitoreo.
En base a esa realidad, IDESA rescató datos oficiales que muestran que en la composición del empleo asalariado el 43% de los trabajadores tiene un nivel de educación terciario o universitarios, el 34% secundario completo y el 23% secundaria incompleta o inferior.
“Estos datos muestran que la mayoría de quienes trabajan en empresas privadas formales tiene alta educación” con “potencialidad para transformarse en modalidad a distancia” una vez finalizada la pandemia, indicó.
En consecuencia, señaló que puede preverse que “en las empresas formales se masifique el teletrabajo y “la modalidad presencial se mantendrá para el acotado segmento de ocupaciones que demandan menores niveles de educación”, acentuándose además para estos últimos que “solo consigan empleo en el sector informal”.
Asimismo, en la medida que la modalidad lo permite, “las empresas formales tenderán a buscar los mecanismos para contratar los servicios de los trabajadores más calificados vía el trabajo a distancia con formatos no asalariados, en lugar de asalariarlos”, pronosticó.
Sin embargo, objetó que “el proyecto de teletrabajo que se sancionó en Diputados pasa por alto esta realidad” debido a que “en general, su concepción es trasladar a la casa las mismas reglas que se aplican en el ámbito de la empresa”.
IDESA distinguió el eje de la ley de Contrato de Trabajo, que “presupone que el trabajador pone a disposición del empleador su fuerza de trabajo para recibir instrucciones”, diferente del teletrabajo, en el que “el trabajador no pone a disposición su fuerza de trabajo, sino que se compromete a entregar un producto, con independencia del cómo, cuándo y dónde se haya realizado”.
“Convertir en ley el proyecto de teletrabajo acelerará el proceso de des-asalarización de las relaciones productivas entre las empresas y los trabajadores”, alertó, al tiempo que puso de relieve que “la cantidad de monotributistas viene creciendo sostenidamente desde el 2012 a la actualidad, mientras que el empleo asalariado en empresas privadas muestra estancamiento y fuerte caída en los últimos meses”.
Para IDESA, “la alternativa es sincerar la obsolescencia de las regulaciones laborales y asumir que, sin una profunda revisión, se aplicarán a cada vez más a menos gente” y que de no mediar ese cambio “para los menos calificados el escape será la informalidad y para los más calificados las relaciones no asalariadas”.