El profesor del Centro de Agronegocios y Alimentos de la Universidad Austral, Dante Romano, relativizó la aceptación que podría tener entre los productores el denominado “dólar soja”, que comenzó hoy a hacerse operativo en las entidades bancarias, por entender que requiere de una sucesión de trámites que lo tornan “poco claro y engorroso”.
“Es cierto que se le brinda (al productor) una herramienta que antes no tenía, y la posibilidad de que por hasta un 30% se puedan comprar billetes a un tipo de cambio más bajo que el libre”, además de “tener depósitos especiales que ‘copian’ al dólar oficial y son a la vista», sostuvo Romano.
Sin embargo, advirtió, “para hacerlo tiene que conseguir papelería (liquidaciones parciales), hacer trámites bancarios que no están disponibles y quedan muchas dudas importantes por evacuar”, entre las que planteó “cómo y hasta cuándo se podrá tener el depósito que copia al dólar”, si las cuentas “tendrán costos” y si “tomar esta opción” no dejará al productor “fuera de algún beneficio futuro».
Por otra parte, Romano desechó los habituales “mitos” que recaen sobre el campo y al respecto remarcó que “si se observan los datos de CIARA, la liquidación de los exportadores de granos acumulada hasta junio 2022 fue récord histórico, y el año récord anterior fue el pasado».
«Mucho se ha dicho sobre lo que ‘queda sin vender’. Es cierto que quedan sin vender unas 20 millones de toneladas de soja, que es más que otros años”, indicó.
“Es importante entender que el productor no es el que liquida las exportaciones. El productor vende sus granos a la industria o la exportación (el consumo interno en Argentina es 40% en cereales y casi nulo en soja), muchas veces por intermedio de acopios y cooperativas. Los exportadores para pagar por esos granos que compran son quienes liquidan los dólares”, puntualizó.
De hecho, señaló que “como lo normal es que reciban los granos antes de embarcarlos, los exportadores toman créditos de prefinanciación de exportaciones, e ingresan las divisas antes de que se embarquen los granos”.
En cuanto a la razón por la que los productores no venden los granos que les quedan, Romano expresó que es conducta se debe a que “cosechan una vez al año, pero tienen gastos todo el tiempo”.
“Si sos empleado, imagina que tu empresa te pagara todos los sueldos del año juntos en mayo. ¿Gastarías ese dinero todo junto? Lo que puedas pagar todo junto quizás sí, pero sería imposible que compres todo lo que necesitas en un solo momento”, planteó, en una comparación con la actitud que tomaría un empleado asalariado.
«Por otro lado, las inversiones que el chacarero hace para producir se concentran en dos o tres momentos del año, que no coinciden con el momento de cosecha. Para agravar la situación, los insumos que hay que comprar para producir son, en su mayor parte, importados y cotizan en dólares», continuó.
Al respecto, indicó que “si este año en abril hubiese vendido su soja, el tipo de cambio que le hubiesen aplicado habría sido de 110 $/USD. Hoy el tipo de cambio oficial está en 130, por lo que habría quedado 18% atrasado en sólo tres meses (72% anual), pero como va a sembrar recién en octubre o noviembre, no es claro cuanto más podría quedarse desfasado».