Buenos Aires, mar 28 (ANP).- Cuando la semana pasada el presidente Alberto Fernández decreto la cuarentena nacional, para los  habitantes de Mar Del Plata fue como si hubiera caído una bomba atómica, ya que la emblemática ciudad turística sufrió un duro golpe económico.

Se venían dos fines de semana “largo”. El de la conmemoración del Golpe de Estado de 1975 y la tradicional “Semana Santa“. Pero por la pandemia los hoteles que tuvieron que cerrar y devolver el dinero, muchos cancelaron la mayoría de las  reservas, las inmobiliarias, bajaron sus cortinas y desaparecieron los alquileres temporarios. Lentamente los restaurantes cerraron sus puertas y la terminales de ómnibus y trenes, se fueron abarrotando con gente que quería huir de la costa.

De a poco solo quedaron los quioscos, supermercados y Farmacias abiertas para provisión de elementos básicos.

Pero el problema no es sólo el impacto en el turismo, una de las principales fuentes de ingreso de “La Feliz”. Se calcula que un 60 % de la población marplatense tiene más de 65 años lo cual estaría en zona de riesgo por el Coronavirus.

Los marplatenses, a pesar del desánimo, acataron en un 90 % la decisión presidencias de Aislamiento Obligatorio y desde el fin de semana largo pasado, La Rambla del Casino y la playa estuvieron desiertas, bajo estricta custodia policial, como si fuese pleno invierno a pesar de los días hermosos, con 29 grados.

» Lo peor que podes hacerle a un marplatense es encerrarlo, vivimos en la playa, hacemos deportes acuáticos, terrestre, esto es un  desastre”, dice Matía Lemes, un estudiante de veintipico de años que espera el milagro del levantamiento de la cuarentena.

Como en toda Argentina, hubo comerciantes que se aprovecharon de la situación y otros que mantuvieron los precios. En una farmacia céntrica había un cartel bien grande que decía, “No hay más barbijos, alcohol en gel y guantes”.

Mientras los colectivos  transitaban por una desierta Avenida Colón, un hotelero se lamentaba. «Enero estuvo regular, Febrero flojo, nos quedaban estos dos fines de semana largo para salvar las papas», murmuraba Jorge Gómez».

Mar Del Plata es la ciudad con mayor índice de desocupación del país, con el 11 %,  con pocas industrias, vive especialmente de la renta inmobiliaria y del turismo nacional. Para muchos, el Coronavirus fue un arma letal para sus ambiciones económicas en estos días.

Mientras pasan los patrulleros advirtiendo por alto parlante el respeto a las normas vigentes y la gente está resignada guardada en sus casas, las olas del mar acarician las playas solitarias y un silencio de voces se escucha en toda la costa Marplatense.

Por N P