BUENOS AIRES (ANP) El gasto primario tuvo en el primer semestre un ajuste de $800.000 millones respecto del mismo período de 2022, en términos reales, pero de ese monto más de la mitas -unos $500.000 millones- correspondieron a jubilaciones y pensiones, por la licuación que implicó la aceleración de la inflación.
Así lo señaló el Instituto para el Desarrollo Social Argentino (IDESA), que, en el marco del debate sobre el ajuste fiscal que tendrá que llevar a cabo el candidato triunfante en las próximas elecciones, advirtió que «el ajuste del gasto público ya está en ejecución», aunque se lleva a cabo de la peor manera: «la licuación que produce la inflación».
«Comparando el primer semestre del 2023 con igual período del año anterior, previa corrección de los valores nominales por inflación, se observa que: los ingresos públicos del Estado nacional cayeron en $1,2 billones a precios actuales; el gasto primario –antes del pago de intereses de deuda– cayó en $800 mil millones y dentro del gasto primario, el principal gasto del Estado nacional, que es el de jubilaciones y pensiones, cayó en términos reales en $500 mil millones.
Al respecto, indicó que «por un lado, se capitalizan políticamente anuncios de elevados aumentos nominales en los haberes previsionales», pero por el otro, «como estos aumentos son inferiores a la inflación, se logra reducir el gasto público». Por ahora esto no llega a compensar la caída de los ingresos, pero lo cierto es que implica una reducción en términos reales del gasto público.
«La Argentina tiene una larga experiencia en estrategias de reducción del desequilibrio fiscal vía ajuste inflacionario», planteó IDESA, que explicó que «en esencia, la estrategia consiste en no adoptar medidas explícitas para corregir los déficits fiscales, sino en dejar que la inflación haga el ‘trabajo sucio'».
Si bien esa opción puede resultar «políticamente atractiva, la entidad dirigida por Jorge Colina precisó que es «socialmente muy costosa además de oportunista e hipócrita», ya que «no corrige los problemas de organización que padece el Estado».
Asimismo, aseguró que «este tipo de ajuste puede ser eficaz para corregir transitoriamente el desequilibrio fiscal, pero «no cambia la propensión que tiene el sector público –derivada de su mala organización– a administrar mal y a gastar por encima de sus ingresos».
IDESA alerto que «el mayor riesgo es que el próximo gobierno caiga en la tentación de mantener la continuidad de este ajuste –vía licuación– que inició el actual gobierno».
«Limitarse a ajustar el Estado y aprovechar mejores condiciones de contexto simplemente para dar alivio a la población será otro derroche de oportunidad para salir de la decadencia», sostuvo, en referencia a la mejora de ingresos esperada por el sector energético y el repunte de la actividad agrícola.
Al respecto, concluyó que, de adoptarse ese criterio, «desde el punto de vista político, social y productivo seguramente terminará siendo una nueva frustración».