BUENOS AIRES (ANP).- A un año de que Hamas atacará Israel, las consecuencias están a la vista: más de 41.000 palestinos murieron en Gaza y los israelíes se preparan para un posible bombardeo contra Irán después de que los persas lanzaran más de 200 misiles contra Jerusalén y Tel Aviv.

En doce meses cambió todo en la región. Y el primer ministro israelí Benjamin Netanyah pasó de ser un político cuestionado a convertirse en una suerte de héroe de los israelíes. Otro detalle: desde el 8 de octubre, más de 60.000 civiles abandonaron sus hogares en el norte de Israel, debido al lanzamiento de cohetes por parte de la milicia chiita.

A este cuadro bélico habría que agregar la invasión israelí del Líbano, para destruir los túneles y el cuartel central de Hezbollah en Beirut, iniciada el primero de octubre, después de que Israel asesinara al líder de este grupo pro iraní, Hassan Nasrallah, el pasado 27 de septiembre.

Por ese motivo, la situación actual en Medio Oriente es una derivación directa del 7 de octubre de 2023. Aquel día, el grupo fundamentalista islámico Hamas mató a sangre fría a 1200 personas, en su mayoría civiles, y secuestró a otras 250, de las cuales por lo menos 71 permanecen en poder de sus captores.

Hoy todo parece indicar que habrá una guerra abierta entre Netanyahu, de 74 años, y el líder supremo de Irán, el ayatollah Ali Jamenei, cerebro del pulpo que maneja a Hamas, Hezbollah, grupos iraníes en Siria y los Hutíes de Yemén, según opina el gobierno del premier israelí.

Más lejos de ellos quedó la Cisjordania del presidente palestino, Mahmud Abbas, atacada también esta semana por fuerzas israelíes que mataron a dieciocho personas en un campo de refugiados de Tulkarem.

Al hablar ante la Asamblea General de la ONU, Abbas pidió que las potencias mundiales dejen de enviar armas a Israel y responsabilizó a ese país por la muerte de 15.000 niños en Gaza.

“Esta locura no puede seguir. Todo el mundo es responsable de lo que pasa en Gaza”, afirmó el líder palestino de 88 años. “Párenlo ya (a Netanyahu). Detengan el asesinato de mujeres y niños. Detengan el genocidio”, agregó.

Los incidentes de las últimas semanas, que culminaron con la muerte del líder de Hezbollah, y el posterior ataque de Irán contra Israel, parecen indicar que ambos países se encaminan a una guerra abierta.

No hay ningún eufemismo en esto. Lo dijo esta semana el secretario general de las Naciones Unidas, el portugués António Guterres, a quien se le prohibió el ingreso a Israel por no condenar de inmediato el ataque de Irán con misiles balísticos contra territorio israelí, ocurrido el martes por la noche.

“Este ciclo mortal de violencia de ojo por ojo debe terminar”, dijo el secretario general de la ONU, quien opinó, además, que la escalada está llevando directamente al precipicio a Medio Oriente.

Desde 1989, Jamenei es el principal responsable de las decisiones de Irán, pues controla a las fuerzas armadas y a la política exterior de los persas. Netanyahu, respaldado por la Casa Blanca y otros países de Occidente como Francia y el Reino Unido, sabe también que Jamenei es su principal enemigo.

Desde el asesinato de Ismail Haniyeh, uno de los principales líderes de Hamas, ocurrido el 31 de julio durante un ataque con un misil guiado contra su residencia en Teherán, el líder religioso iraní ha alzado muchas veces su voz, algo inusual en él.

El crimen de este importante dirigente del grupo fundamentalista islámico volvió a demostrar que Irán es vulnerable al asedio de sus enemigos. Asimismo, complicó las negociaciones para lograr un alto el fuego en Gaza, porque de inmediato Hamas culpó a Israel e Irán prometió vengarse de los israelíes.

En un desacostumbrado sermón público, Jamenei defendió este viernes los bombardeos aéreos contra los israelíes y aseguró que el enemigo de Irán es el mismo que el de los palestinos, del Líbano y de otros países musulmanes. Mientras el líder supremo hablaba, un fusil descansaba a su lado.

Jamenei pronunció un discurso en una mezquita del centro de Tehéran, tres días antes de conmemorarse el primer aniversario de la embestida de Hamas contra el sur israelí.

Hacía cuatro años que no hablaba en la oración de los viernes. La última vez había sido después del asesinato del general Qasem Soleimani, un estratega de la política iraní en Medio Oriente, ultimado el 3 de enero de 2020 durante un ataque con un dron estadounidense en el aeropuerto de Bagdad.

El tiempo para detener una guerra entre Israel e Irán se agota. Sin embargo, todo parece indicar que Netanyahu, apoyado por los líderes ultraderechistas de su gobierno, seguirá adelante con su política bélica contra Teherán.

Por NP