BUENOS AIRES (ANP).- La decisión de la Corte Suprema brasileña de juzgar al ex presidente Jair Bolsonaro por presunto intento de golpe de Estado lanza un mensaje inquietante sobre el avance de la ultraderecha y el valor de la democracia en el primer cuarto del siglo XXI.
El Tribunal Supremo dictaminó que el ex mandatario (2019-2023) sea juzgado junto a otras 33 personas por el asalto de sus partidarios a la sede del Congreso en Brasilia, ocurrido el 8 de enero de 2023, reclamando un golpe militar contra el presidente Luiz Inácio Lula da Silva.
Bolsonaro, de 70 años, es un político conservador que perdió la presidencia de Brasil a fines de octubre de 2022 con el líder del Partido de los Trabajadores (PT), de 79 años, a pesar de que obtuvo 58 millones de votos en las elecciones generales.
Calificado de racista, homofóbico, misógino, partidario de la pena de muerte y de los militares brasileños que derrocaron al presidente Joäo Goulart en 1964, el ex diputado también está acusado de formar parte de una organización criminal, daño calificado y deterioro de patrimonio contra el Estado brasileño.
La Fiscalía general de Brasil imputó al ex capitán del ejército, llamado el (Donald) “Trump brasileño”, por un presunto intento de golpe de Estado, de modo que podría ser condenado a más de 40 años de prisión.
El plan, según la Fiscalía, implicaba asesinar a Lula, a su vicepresidente Geraldo Alckmin y a un ministro del Supremo Tribunal Federal, durante un complot golpista que comenzó en 2021 con un intento de manipular la confianza pública con las máquinas de votación electrónica.
Bolsonaro, inhabilitado para ejercer cargos públicos durante ocho años, después de que en 2023 una investigación independiente lo declarara culpable de difundir información errónea sobre el aparato electoral brasileño a gobiernos extranjeros, afirmó: “Me acusan de un crimen que jamás cometí”.
En una declaración emitida por TV Globo, el ex presidente señaló también que “se trata de la mayor persecución político-judicial de la historia de Brasil”.
El analista Juan Alberto Rial, secretario del Instituto de Relaciones Internacionales (IRI), dependiente de la Universidad Nacional de La Plata, opinó: “Bolsonaro es un producto de este primer cuarto del siglo XXI. No es un fenómeno nuevo, no es solo local. Y me parece que no va a ser último de este tipo de fenómenos”.
“El ex presidente brasileño canalizó en su momento el desencanto que los brasileños tenían con la democracia liberal, así como Viktor Orban en Hungría; como Giorgia Meloni en Italia; como Trump en EEUU; como Marie Le Pen y en algún aspecto Javier Milei en Argentina”, dijo el profesor adjunto de Derecho Internacional Público.
Para este analista, “fue en las redes sociales donde Bolsonaro construyó la figura de un conductor mesiánico que podría salvar a Brasil del fracaso de la presidencia de Vilma Rousseff (2011-2016), que no conseguía hacer pie en lo económico y que tuvo que dejar su cargo después de un juicio político, considerado un ´golpe institucional´ por gran parte de los analistas brasileños”.
El catedrático señaló que, al igual que otros líderes ultraderechistas, el ex mandatario llegó al edificio del Planalto “atacando a la prensa y a los poderes del Estado, reivindicando las fuerzas armadas, con profundos sesgos autoritarios y poniendo en duda el sistema electoral que lo había consagrado”.
En noviembre de 2019, la justicia brasileña revocó la condena contra Lula, quien pasó 580 días en prisión, sin poder participar de las elecciones en 2018, tras ser condenado por corrupción pasiva en la Operación Lava Jato. Pero luego, en una elección reñida, Lula (foto) derrotó al líder ultraderechista y volvió a ser presidente de Brasil.
Existen algunas similitudes entre Trump y Bolsonaro. El presidente estadounidense, que fue reelegido para un segundo mandato en noviembre de 2024, fue acusado de haber instigado a sus partidarios a ocupar el Capitolio, el 6 de enero de 2021, tras perder las elecciones con el demócrata Joe Biden.
Sin embargo, la jueza Tanya Chutkan ordenó cerrar el proceso por injerencia electoral y el asalto contra la sede del Congreso estadounidense.
Trump, por otra parte, respaldó a Bolsonaro en la última contienda electoral. Ambos coinciden en su discurso antisistema. El líder ultraderechista brasileño sostiene que los gobiernos de Lula fueron los más corruptos de la historia de Brasil. Más allá de sus diferencias, tanto Bolsonaro como Trump, al igual que Milei, se presentan como “outsiders” de la política.
Sin embargo, la gestión económica del amigo del presidente argentino fue criticada por su mal desempeño económico y por la pandemia de Covid-19, que causó unos 700.000 muertos en Brasil, a tal punto que un informe del Senado lo acusó de “crímenes contra la humanidad”.