La virtualidad, impulsada por la pandemia, mostró otro nivel de mediación entre el docente y el estudiante y habilitó un aprendizaje personalizado por softwares. Estas tecnologías permitieron seguir el paso autónomo de cada estudiante e impulsó una tutela novedosa.
Alberto C. Taquini, líder de ‘Nueva Educación’ y creador del ‘Plan Taquini’ que llevó de 8 a 23 universidades nacionales entre 1968 a 1973, afirmó al respecto que «para aquellos que aprenden a través de Inteligencia Artificial (IA), se requieren competencias más vinculadas a la autonomía, la gestión del tiempo, el pensamiento lógico y la capacidad de concentrarse para aprender”.
La virtualidad y la IA diversifican la oferta educativa y permiten el autoaprendizaje, la autoevaluación y la evaluación externa. Por eso, ‘Nueva Educación’ desarrolló Benteveo, una aplicación que utiliza IA para la evaluación de la fluidez lectora de los alumnos de 1° a 3º grado en la escuela primaria.
Pensar en que los niños aprendan con programas de Inteligencia Artificial implica grandes cambios respecto a la educación tradicional porque genera una reconfiguración donde el aula pierde protagonismo como escenario principal y da lugar a entornos múltiples.
Su incorporación también transforma la función docente, que motiva, guía y brinda soporte afectivo al alumno a través de la interacción del mismo con la plataforma. Otro factor importante es que se redefine el tiempo al combinar modalidades sincrónicas y asincrónicas que rompen el calendario escolar.
“La IA dejó de ser sólo un tópico recurrente de la literatura y la filmografía de ciencia ficción para convertirse en una realidad cotidiana de nuestra vida, interactuamos con asistentes de voz, escribimos con texto predictivo, escuchamos la música y vemos las series que los algoritmos prevén que nos gustarán”, explicó Taquini.
Sin embargo, el tema de una inteligencia no humana inmiscuida en aspectos sensibles de nuestra vida en sociedad es visto por ahora como lejano, aunque estamos en el comienzo de un salto en lo que se entiende por conectividad.
“El 5G, Internet of things, la nube y la IA potenciadas por la incipiente pero prometedora potencia de la Computación Cuántica, muestran un horizonte de dispositivos interconectados, hogares y ciudades inteligentes que integrarán la experiencia física y virtual en un territorio de presencia ubicua donde los aprendizajes se llevarán a cabo”, concluyó Taquini.