Buenos Aires – feb 22 (ANP) El gobierno de Cambiemos concluyó su mandato con tres de cuatro años bajo retracción, terminó “con un nivel 3,5% menor al que recibió en diciembre de 2015”, pero además volverá a bajar en el 2020, advirtió un informe de la consultora Ecolatina.
“Si se tiene en cuenta que el pico de actividad en la era Macri fue en noviembre de 2017, la destrucción de la producción en los últimos dos años fue del 7%”, dijo Ecolatina a través de un informe.
La entidad que dirige Lorenzo Sigaut Gravina se preguntó “¿Cuáles fueron los sectores ganadores y perdedores del 2019?” y destacó que entre los bienes, los únicos sectores que lograron experimentar crecimiento el años pasado «bajo un contexto económico adverso fueron los de carácter extractivo: agropecuario y de minas y canteras».
El primero, gracias a una cosecha agrícola récord y mayor demanda de carne desde China y, el segundo, a la maduración de las inversiones en Vaca Muerta. Esto permitió que, a pesar de que la industria y la construcción se desplomaran (cerca de -6% ambas), la producción de bienes se mantuviera relativamente estable respecto a 2018 (+0,2%).
De hecho, sin la ayuda del campo la actividad en bienes hubiese caído 5% y el PBI 3,7%. Vale destacar dentro de este grupo, electricidad, gas y agua, que promedió el año en terreno negativo (-2,8%), pero en el cuarto trimestre logró crecer 3,5% i.a. gracias al impulso a la demanda que dio el congelamiento de tarifas.
Por su parte, los servicios retrocedieron 2,9% el año pasado, liderado por la caída del sector de Intermediación Financiera (-11,6%) y el Comercio (-7,6%), ambos perjudicados por la caída del poder adquisitivo de los salarios y altas tasas de interés.
A contramano, el sector de restaurantes y hoteles logró concluir el año estable, dado que en el segundo semestre su actividad creció a partir del incremento del tipo de cambio real y la implementación restricciones cambiarias.
Para el 2020 y a pesar de que el arrastre negativo que deja el 2019 es bajo (-0,3%), la incertidumbre financiera y cambiaria reinante por el proceso de renegociación de deuda, auguran un tercer año en terreno negativo.
En este sentido, esperamos que en el primer semestre la actividad continúe alicaída, por la parálisis de la inversión y el débil consumo, en un contexto de incertidumbre, presiones cambiarias y poder adquisitivo golpeado.
En la segunda parte, si el gobierno del Frente de Todos logra un acuerdo con acreedores relativamente exitoso para Argentina, tendrá mayor margen de acción para poner en marcha la actividad. Las presiones sobre las variables nominales de la economía irán cediendo, favoreciendo una mejora del poder adquisitivo de los ingresos que motorice la demanda interna y acompañe una dinámica pobre de las exportaciones.