Buenos Aires, (ANP) – Al «centro» le va a ir mal electoralmente en 2025, si se cumplen los anticipos de la mayoría de los encuestadores que vaticinan una polarización entre La Libertad Avanza y el kirchnerismo a nivel nacional. La moderación y la mesura no parece ser una opción en estos tiempos donde el debate político se resuelve en agresiones personales.

El fallecimiento del periodista Jorge Lanata, aunque era esperable dada su fragilidad de salud, deja huérfano a ese centro de un vocero, de un referente que señala la justa medida de todo. Tal cual se autodefinía, Lanata era un «liberal de izquierda». O también podría ser un social demócrata. Está claro que no era peronista.

No hay que creer que si uno de los extremos políticos consigue más votos que el otro en las legislativas del 2025 es porque el público ha asumido la ideología del circunstancial ganador. Simplemente será que el ganador ha expresado mejor un conjunto de reclamos.

Una encuesta o una elección no define la cultura de un pueblo. Acá no hay batallas culturales ganadas. La prueba está que las expresiones de dolor popular ante la pérdida de la figura del periodismo argentino revela identificaciones de la gente que van mas allá de saber a quién votarán en octubre próximo.

Jorge Lanata logró ocupar el espacio de Tato Bores quien también iba con su programa de humor político los domingos a la noche en los años 90. Ese espacio era el de la clase media que no es peronista, pero que tampoco es antiperonista rabiosa. La clase media que comulga claramente con las ideas del liberalismo en política, pero que cree que el Estado no se puede hacer el distraído en una economía que tiene 40% de pobres.  Es el punto medio.

No hay batalla cultural ganada,  ni tampoco nadie se puede proponer por acción política ganar una batalla cultural. La gente no es tonta, no necesiten que la evangelicen. Lanata captaba eso: toda su producción no está destinada a bajar linea, sino a informar y mostrar las cosas. El ciudadano luego saca sus conclusiones.

Desde su programa de radio todos los días, Lanata había advertido con mucha anticipación que Javier Milei iba a ganar las elecciones. Eso no lo ha convertido en liberalote. También hasta donde pudo, manifestó su preocupación por los ataques constantes de Milei a la prensa.  Algunos trolls libertarios intuyen que les ha venido bien esta muerte. Tan solo mencionan en sus posteos que el origen de Página 12 fueron fondos poco claros aportados por los vestigios del Ejercito Revolucionario del Pueblo (ERP).

Así es que esa clase media a la que no le van los extremos populistas que hoy predominan en la Argentina se queda sin ese vocero que marca los límites tolerables de «liberalismo» y de «socialismo» para una sociedad que anduvo penduleando en el pasado entre democracias y dictaduras.

Habrá otros en el futuro que expresen al «centro», pero no será fácil que haya alguien que pueda sintonizar tan bien con el público como lo hizo Jorge Lanata.