BUENOS AIRES (ANP).- Los ataques lanzados por Estados Unidos contra milicias proiraníes en Siria e Irak, seis días después del asesinato de tres soldados norteamericanos en Jordania, tornan más peligrosa la situación en Medio Oriente, cuya región se encuentra perturbada por la Guerra de Gaza.
Presionado tanto por republicanos como por demócratas, el presidente Joe Biden tomó el viernes la decisión de atacar 85 objetivos militares, pensando también en las elecciones del 5 de noviembre, en las que probablemente vuelva a enfrentar, como en 2020, al expresidente republicano Donald Trump.
A esta medida del mandatario, de 81 años, se sumó también el anuncio formulado esta semana por la Casa Blanca de sancionar por decreto a dos colonos extremistas israelíes que desplazaron personas y destruyeron propiedades de palestinos en la ocupada Cisjordania.
La resolución, sin precedentes, incluye sanciones financieras y prohibiciones de visados para quienes promuevan actos de “terrorismo” o amenacen a palestinos en sus territorios autónomos, lo que provocó el rechazo del primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu.
Biden, por otra parte, no dudó en responsabilizar a Teherán por su apoyo al grupo Resistencia Islámica en Irak, que reivindicó la muerte de tres soldados norteamericanos en una base de Washington en Jordania, en la que por lo menos otras 40 personas resultaron heridas.
Irán, que apoya a Hamas, al grupo Hezbollah, a los hutíes de Yemen y a las milicias proiraníes en Irak, entre otras facciones, ha negado cualquier tipo de responsabilidad en dichos incidentes. “No creo que necesitemos una guerra en Medio Oriente. No es lo que estoy buscando”, dijo Biden el miércoles en la Casa Blanca.
Irán, mientras tanto, señaló: “No tenemos miedo a la guerra”.
De todos modos, la represalia estadounidense disparó las tensiones en una región sacudida por la guerra entre Israel y Hamas en la Franja de Gaza, luego de que el grupo islámico palestino atacara el sur israelí y matara a 1.200 personas y secuestrara a otras 240, el pasado 7 de octubre.
Desde entonces murieron por lo menos 27.238 personas en esa zona ocupada por los israelíes, según informes del Ministerio de Salud controlado por Hamas, y el daño humanitario es tan grande que la UNICEF, la organización de la ONU para la infancia, advirtió que al menos 17.000 niños fueron separados de sus familias a causa del conflicto bélico.
“Es una situación compleja la que vive Medio Oriente. No sé si realmente hay muchas posibilidades de que se inicie un conflicto ahora, ya que Estados Unidos está en un año electoral y eso limita mucho las opciones de política exterior”, opinó Paulo Botta, director del programa ejecutivo en Medio Oriente de la Universidad Católica Argentina (UCA).
En declaraciones a la agencia Nuevas Palabras, Botta señaló que “en el Departamento de Estado se está generando la idea de reconocer a un Estado Palestino para presionar a Israel más que otra cosa, ya que el posible estado no tendría ni siquiera fronteras”.
En cuanto a la posible represalia de la Casa Blanca contra Irán, Botta advirtió: “Estados Unidos tiene que hacer algo porque la muerte de tres soldados es un mensaje muy importante, pero vuelvo a insistir en que es complicado hacerlo en un año electoral”.
“Una paradoja de Medio Oriente es que los estado con mayores capacidades militares no pueden asegurar sus fronteras. La disuasión no funciona. La diplomacia tampoco. Es la tragedia de la región”, señaló.
Durante una conversación que mantuvo con Netanyahu, el pasado 19 de enero, Biden le manifestó al premier israelí la necesidad de poner en marcha la “solución de dos Estados, con la seguridad de Israel garantizada”, pero el líder conservador del Likud rechazó dicha posibilidad, impulsada por las Naciones Unidas con el apoyo de más de 130 países. En un análisis de la situación, Thomas L. Friedman dijo que el Departamento de Estado está desarrollando una “Doctrina Biden”, para hacer frente a una posible guerra que se desarrollaría en múltiples frentes, involucrando a Gaza, Irán, Israel y el resto de la región de Medio Oriente.
En un artículo en The New York Times, el analista advirtió que la nueva estrategia tendría tres vías: una sería una postura firme contra Irán, la otra un Estado palestino desmilitarizado en Cisjordania y la Franja de Gaza, que surgiría “una vez que los palestinos hubieran desarrollado instituciones definidas y creíbles”.
La tercera vía sería una alianza de seguridad entre la Casa Blanca y Arabia Saudita, que implicaría además la normalización de las relaciones entre Riad y el gobierno de Netanyahu. Sin embargo, los sauditas siempre advirtieron que no reconocerán a Israel sin la creación de un Estado palestino.