BUENOS AIRES, JUN 18 (ANP).– Economistas y analistas de la Escuela de Negocios del IAE coincidieron en el informe de junio en que Argentina necesitará un plan fiscal y monetario coherente para dejar atrás la crisis de la pandemia, además de un fomento de las exportaciones y un intervencionismo estatal que no caiga en excesos.

Sin embargo, las recomendaciones de los expertos van a contramano del mensaje que el ministro de Economía, Martín Guzmán, dio a los empresarios que acudieron el miércoles al Hotel Four Seasons, a escuchar cuáles son los planes del gobierno en lo inmediato.

Tras una larga exposición, Guzmán les dejó claro que las elecciones legislativas (aunque sin mencionarlas) tienen prioridad: no habrá baja de impuestos y sí un importante aumento del gasto público para apuntalar la reactivación del consumo. Es decir, la apuesta sigue siendo “más Estado”, aunque eso implique profundizar el déficit fiscal, la inflación y alejar las chances de un plan macro sostenible.

La primera condición que mencionaron los economistas en el informe de junio del IAE lógicamente tiene que ver con el éxito de la campana de vacunación, como un factor decisivo en la recuperación tanto para Argentina como para el resto del mundo.

Pero más allá de lo que ocurra con las vacunas, Argentina enfrenta desafíos domésticos que tienen que ver con la elaboración de un plan sólido que aporte credibilidad para cerrar un pronto acuerdo con el FMI y el Club de París. De hecho, ese fue el reclamo que transmitió esta semana a Guzmán el subsecretario del Tesoro de Estados Unidos, como condición esencial para brindar apoyo al país en esa negociación.

En el informe de IAE, Federico De Cristo, profesor de la Facultad de Ciencias Empresariales de la Universidad Austral, señaló que en Argentina hace falta un plan estructural “que proponga reglas de juego que permitan un crecimiento sostenido de la producción y el empleo privado, que ayude a reducir la pobreza y mejore el bienestar”.

Por su parte, el economista Martín Calveira señaló que la recuperación global proyectada por el FMI para 2021 sería “un arrastre estadístico y no crecimiento genuino”, y advirtió que a Argentina le faltan recursos fiscales y monetarios para enfrentar ese escenario, “lo cual hace que haya poca munición para contrarrestar esta recesión”.

En este sentido, remarcó que la salida de la crisis demandará “un plan fiscal y monetario coherente, impulso a las exportaciones y evitar un intervencionismo estatal excesivo”.

Por su parte, Eduardo Fracchia, director del área Economía del IAE Business School, indicó que al margen del impacto de la pandemia, “el país estructuralmente es muy poco productivo” ya que, salvo excepciones como Techint o Arcor, “la industria manufacturera es muy precaria”.

Asimismo, el experto alertó sobre la anomia en la que se encuentra la sociedad, que está resistiendo los controles de las restricciones de circulación y que no está recibiendo el nivel educativo necesario. “Sólo el 42% termina el secundario respecto al total que ingresa en primer año, lo cual es dramático”, alertó.

Federico De Cristo agregó que “hace falta un plan estructural que proponga reglas de juego que permitan un crecimiento sostenido de la producción y el empleo privado, que ayude a reducir la pobreza y mejore el bienestar”.

En cuanto a proyecciones, el investigador del IAE, Martin Calveira, señaló que la gestión económica no está logrando entrar en una fase de menor ritmo de precios, y que las estimaciones de inflación mensuales se mantienen en niveles altos.

Tampoco se vislumbra una recuperación sostenida de la actividad, que parece no poder consolidarse ante la incertidumbre sanitaria y la persistencia de las tensiones en los precios. De acuerdo a las estimaciones del economista, el PIB se recuperará este año, pero lo hará por debajo del nivel de caída del año anterior.

En suma, al contrario de lo que aconsejan los expertos, la proximidad de las elecciones legislativas y el descontento social, que se vio reflejado en las últimas encuestas, hacen vislumbrar una economía con un Estado cada vez más intervencionista que apele al gasto como herramienta eleccionaria, planteando un panorama incierto.

Por NP