La caída del poder adquisitivo del promedio de los salarios de la economía argentina fue del 18,5% en los últimos cinco años, pero en el caso de los trabajadores informales el deterioro llegó al 28,3%, según un informe dado a conocer hoy por la Fundación Libertad y Progreso.
Los trabajadores del sector privado formal fueron los que tuvieron el descenso menos pronunciado (13,7% en el mismo lapso), en tanto los del sector público registraron una merma del 20,4%, en un contexto en el que «hay que sumarle las barreras al desarrollo del trabajo privado formal que, en comparación a enero de 2017, se redujo en 210.000 personas, mientras que los monotributistas aumentaron en 254 mil», indicó la entidad.
«Este proceso ha contribuido a que cada vez más trabajadores estén por debajo de la línea de la pobreza», remarcó LyP, que recordó al respecto que «alrededor de 30% de estos son pobres».
Para el director ejecutivo de la Fundación, Aldo Abram, «es claro que la legislación laboral sobreprotege a quien tiene la suerte de tener un empleo en blanco a costa de dejar afuera de dicho mercado laboral y, por ende, desprotegido a la gran mayoría de los argentinos».
«Esto es muy injusto y debería hacer pensar a los que tienen un trabajo formal sobre qué pasará si lo pierden, desde 2017 más de 200.000 personas no pudieron volver a reinsertarse y quedaron desempleados o se desempeñan en negro», sostuvo, por lo que propuso «una reforma de la legislación laboral que permita darle una verdadera protección a todos los trabajadores; ya que es evidente que la actual sólo defiende los privilegios de los sindicalistas y sus afiliados”.
Eugenio Marí, economista jefe de LyP, dijo que con la suba de la inflación en marzo «es difícil pensar que las remuneraciones de los trabajadores puedan recuperar su poder adquisitivo» y que si bien «el gobierno está implementando paliativos como bonos y otros ingresos de una sola vez, el problema de fondo es de productividad”.
Marí agregó que “que cada vez más trabajadores estén bajo la línea de la pobreza» y eso «es síntoma de que el empleo es cada vez menos productivo», un reflejo de «falta de inversión, que no es sino la consecuencia de una política económica que va deteriorando la moneda nacional y los incentivos a la producción”.
Por su parte, Diego Piccardo, otro economista de la entidad, señaló que “una reforma laboral en este marco se vuelve indispensable», ya que «con la mitad de los trabajadores en la informalidad se vuelve crucial buscar la forma de modernizar y adaptar las leyes laborales al siglo XXI para que la contratación formal se vuelva menos costosa y aliente a la formalización de los puestos de trabajo».
De lo contrario, aseguró, «lo único que lograremos va a ser una profundización de la informalidad y, consecuentemente, menos salarios y derechos laborales”.