Buenos Aires, (ANP) – Con el paso de los años se va a entender de mejor manera la dimensión de Jorge Bergoglio en su pontificado como Francisco. El Papa que acaba de fallecer, estuvo en el cargo durante 13 años, en los cuales logró reorientar la actitud de la Iglesia Católica en relación al mundo.

Francisco dejó entornadas las puertas para que alguien venga atrás y las termine de abrir. El Papa argentino ha mostrado mucha actitud frente a la realidad de la modernidad, que cambios concretos. Es una combinación entre progresismo y una dosis exacta de conservadurismo.

No ha declarado que la homosexualidad haya dejado de ser pecado, según los cánones tradicionales de la Iglesia, pero sí ha planteado la necesidad de no condenar, de no rechazar, incluir. De la misma manera, no ha aceptado el divorcio, pero sí aceptar a los divorciados en el seno de las comunidades católicas.

A Francisco hay que comprenderlo en el contexto en el que le tocó llevar a cabo su trabajo pastoral.  En 2013 estaba el auge de lo que ahora se conoce como ideología «woke» y para ese momento, la Iglesia se había quedado atrás y sin respuesta ante el nuevo entorno.

El pontificado de Benedicto XVI había demostrado sus límites. El alemán Joseph Ratizinger no tuvo respuestas. Se concentró más en defender la pureza de la doctrina. Como intelectual de alto nivel, trató de evitar desvíos en la Iglesia, pero las denuncias de escándalos sexuales lo terminaron de abatir.

Bergoglio es mucho menos revolucionario de lo que suponen algunos seguidores que lo analizan políticamente. Fue elegido por cardenales conservadores. Y de hecho tenían razón: no se trataba de cuestiones doctrinales sino de actitud de la Iglesia. Mandó a curas y laicos a enfrentar las nuevas realidades, sin temor y sin vergüenza, tomando como base lo mas puro del mensaje del Evangelio.  No rechazar a nadie, aceptar a todos, comprender al que sufre, no condenar. Para ello, no era necesario grandes cambios en las doctrinas, ritos y enseñanzas del catolicismo.

Y fue el primer pontífice que habló sobre el medio ambiente y de preservar la «casa común».

Es por eso que Francisco ha generado un cambio en la actitud de los católicos, más no ha metido mucha mano en cuestiones ásperas en las cuales tenía resistencia de los sectores más conservadores. Por caso, la cuestión del celibato optativo para los curas y que se ordenen mujeres como sacerdotizas, que son cambios fuertes que van a demorar el aparecer. Pero el Papa dejó entreabierta las puertas.

La otra cuestión por la cual hay que analizar a Francisco es que a partir de él, la Iglesia Católica Apostólica Romana dejará de tener una mirada eurocéntrica. La mayor parte de los nuevos cardenales que eligen al nuevo pontífice provienen de regiones remotas, de Asia y Africa, donde el cristianismo es más dinámico.  Por ahí también pueden llegar cambios.

La Iglesia ahora se enfrenta a un nuevo entorno social y cultural Hay una reacción de derecha muy fuerte en todas partes. Crece el pensamiento homofóbico, anti minorías, que genera odio a los inmigrantes y que no cree que el Mundo está enfrentando una crisis climática por culpa del envenenamiento del medio ambiente. Ese es el entorno del nuevo pontífice… y aunque parezca raro, la Iglesia Católica puede ser el refugio moral de muchos progresistas que la han combatido en estos años.