BUENOS AIRES (ANP).- Si Donald Trump creía que el regreso a la Casa Blanca era un camino de rosas, la candidata demócrata Kamala Harris le demostró anoche que puede convertirse en la primera presidenta de los Estados Unidos.

Pese a ello, las encuestas están muy reñidas, y a ocho semanas de las elecciones del 5 de noviembre nadie puede subestimar la atracción que genera aún el magnate neoyorquino, considerado el principal líder ultraderechista del planeta.

Tal vez los mejores momentos de Trump durante el debate presidencial, patrocinado por el canal de televisión ABC News, fueron cuando dijo que si es elegido presidente pondrá fin a la guerra de Ucrania, o cuando opinó que los demócratas “han destrozado” la economía del país.

En contraste con la posición de Harris, que respaldó al presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, el magnate recordó que el líder ruso, Vladimir Putin, conserva armas nucleares que podrían usarse para ganar esa contienda bélica.

En un país polarizado por las elecciones esto podría tener cierto efecto entre aquellos votantes que buscan un político fuerte para enfrentar las supuestas amenazas externas de líderes como el jefe del Kremlin.

De todos modos, Harris se mostró más lúcida que el republicano en los temas domésticos, sobre todo cuando señaló que “el acceso a la salud médica (conocida por sus altos costos), es un derecho de todos los estadounidenses”.

Por momentos, Trump, de 78 años, recurrió a los golpes bajos para humillar a su rival como cuando acusó a Harris de “marxista”, al igual que a su padre, Donald Harris, un profesor emérito en economía de la Universidad de Stanford.

Pero esta vez, a diferencia del debate que mantuvo en julio con el presidente Joe Biden, las acusaciones infundadas no tuvieron efecto en la líder demócrata “No tiene un plan. Solo reducción de impuestos para los ricos”, respondió con vehemencia la ex fiscal general de California.

Trump no pudo montar el show con el que tiene acostumbrados a sus seguidores, debido a la seriedad que impuso Harris.

Uno de los momentos cumbres de la noche fue cuando la vicepresidenta le recordó al magnate su responsabilidad durante el asalto al Capitolio, ocurrido el 6 de enero de 2021, quince días antes de que Joe Biden tomara posesión de la presidencia.

El líder republicano volvió a manifestar imprecisión en sus respuestas sobre uno de los hechos más trágicos de la democracia estadounidense.
“Yo no tuve nada que ver con eso”, dijo Trump. Harris sonreía y lo miraba fijamente. “Por favor, estoy hablando”, dijo el ex presidente (2017-2021) cuando Harris lo interrumpió para decirle que había incitado a una turba de fanáticos.

Ofuscado, con ironía, el ex presidente trató de atacar permanentemente a la vicepresidenta, de 59 años, a tal punto que la candidata demócrata le recordó que estaba discutiendo con ella y no con el actual presidente estadounidense. “Usted se está enfrentando a mí”, dijo Harris.

A diferencia de Biden, que durante el debate con Trump se mostró débil e incoherente, Harris se plantó como una mujer fuerte y segura, devolviendo con firmeza cada acusación que le hacía el líder republicano.

No solo demostró estar a la altura del ex mandatario en temas domésticos, sino también en lo referido al panorama internacional, acusando al magnate de ser “amigo de dictadores” como Putin y el líder de Corea del Norte, Kim Jong-un.

Trump, por otra parte, volvió una y otra vez a hablar de los miles de inmigrantes ilegales que llegan a Estados Unidos en busca del llamado “sueño americano”, a los que acusó de ser “criminales” y de “comerse a los perros y a los gatos”.

Ahora, para que Harris gane las elecciones, depende un poco de que los votantes dejen de lado su machismo y elijan por primera vez a una mujer como presidenta del país. Todo se definirá en el Colegio Electoral, de 538 electores. Se necesitan 270 votos para ser presidente.

Más allá de los pronósticos electorales, existen claros ejemplos de que los estadounidenses elijen a líderes fuertes como cuando el cuestionado presidente republicano George W. Bush obtuvo su reelección en 2004, tres años después de los atentados del 11 de septiembre de 2001.

Trump representa un pasado al que muchos norteamericanos no quieren volver. Kamala Harris (foto), por otra parte, respaldada por la cantante Taylor Swift, a la que aman millones de jóvenes, representa lo nuevo de la Unión.

Durante el debate con la candidata demócrata, el líder republicano no tuvo la inspiración de otras épocas para mostrar la vena cómica con la que tiene acostumbrado a sus partidarios. Solo exclamaciones de megalomanía. “Soy un libro abierto”, dijo el ex presidente.  Harris, por el contrario, fue terminante: “Todos mis valores están basados en defender a los más vulnerables”.

Por NP