Por primera vez en casi dos décadas, la Argentina tuvo en febrero un índice de inflación superior al de Venezuela, tanto si se toma en consideración la medición oficial como la alternativa del Observatorio Venezolano de Finanzas (OVF).
La particular situación, que parecía imposible de alcanzar dados los altísimos índices de precios al consumidor del régimen de Nicolás Maduro, fue el resultado del paulatino descenso de los niveles de inflación en el país caribeño, que aún lidera cómodamente el ranking interanual en todo el planeta, y la aceleración inflacionaria de los últimos años en la Argentina, que se encamina a cerrar 2022 con la mayor tasa de los últimos 31 años.
El 15 de marzo, el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) dará a conocer el IPC correspondiente al mes pasado, que según la mayoría de las consultoras y el último Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM) se ubicará en torno del 3,9%, similar al nivel de enero.
De esta forma, el primer bimestre tendrá un alza acumulada del 7,5% y deja un margen difícil de alcanzar para el resto del año, si se busca cumplir con la meta del 48 como máximo acordada con el Fondo Monetario Internacional (FMI).
Según el Banco Central de Venezuela (BCV), la inflación de ese país fue en febrero de 2,9%, con una tasa interanual del 340,4%, la menor en mucho tiempo en un país acostumbrado a índices de cuatro y hasta cinco dígitos.
El OVF tuvo para el segundo mes del año guarismos inferiores a los oficiales: 1,7% mensual 246 interanual.
Con estos números, Venezuela conserva el primer puesto mundial en cuanto a la inflación acumulada en doce meses, pero febrero mostró una sorpresa de la mano de la alta inflación argentina.