En una nueva vuelta de tuerca que relativiza el relato de la «inflación mundial» para justificar la escalada de precios en la Argentina, la consultora GMA Capital confrontó la evolución de los precios minoristas en el país con la de otros vecinos de la región, así como la desigual pérdida del poder adquisitivo.
Los resultados no dejan bien paradas a las gestiones económicas locales de los últimos veinte años, en los que la Argentina acumuló una inflación del 11.360% y países como Perú un 86%. Es decir que nuestro país podría cerrar 2022 con un alza de precios minoristas mayor a la que tuvieron los peruanos en dos décadas.
Con el título de «Las comparaciones (no) son odiosas», GMA Capital señaló que «no es novedad que en los últimos años la performance macroeconómica de Argentina con relación a los países de la región ha dejado mucho que desear» y que «particularmente en lo que refiere a estabilidad de precios, el parangón es preocupante».
«En las últimas dos décadas, Perú y Chile (los exponentes más estables de la región) acumularon una nominalidad de 86% y 108% respectivamente», precisó, en tanto «en el resto, la erosión del poder de compra fue algo mayor», si bien mucho menor que el caso argentino.
Al respecto, indicó que «Brasil acumuló 242% de suba en su IPC y Uruguay 386%», pero acotó que «aunque las últimas cifras parecen elevadas respecto de los primeros países, muy diferente es la perspectiva al comparar con Argentina. En estas pampas, desde agosto de 2002 la inflación acumulada fue de 11.360%».
En cuanto a la erosión del poder adquisitivo, «en nuestro país, un billete de $ 100 compra solo un 0,85% de lo que compraba hace 20 años u 85 centavos (destrucción de valor de 99,15%)» o dicho en otros términos «hoy ese billete debería tener una denominación de más de $ 11.400 para comprar la misma canasta de bienes y servicios que $ 100 adquirían en 2002».
«En el resto de los países la erosión del poder de compra fue mucho menos pronunciada», advirtió GMA, que citó el caso de Brasil, «aun sin ser el mejor ejemplo», en el que 100 reales valen en términos constantes 19 unidades de hace 20 años.
«La represión financiera, medida como la persistencia de la tasa real negativa, también se presenta como un caso singular en la región. A lo largo de los últimos 10 años, los depósitos a plazo en México, Perú y Colombia permitieron que el ahorro no perdiera contra el aumento del costo de vida. Es decir, sus monedas cumplieron el rol de reserva de valor. En el caso de países como Chile y Brasil la dinámica fue similar hasta la pandemia, momento a partir del cual los depósitos a plazo cedieron terreno contra la inflación», destacó.
Si bien el caso uruguayo muestra una tendencia a retornos reales negativos, está bastante lejos del derrotero de Argentina: «En nuestro país, quien en 2012 haya puesto $ 100 en un plazo fijo, hoy podría comprar el equivalente a $ 57 de aquel entonces, tras haber convalidado una pérdida real acumulada de 43%», expresó.
En el mismo lapso, un plazo fijo en Perú hubiera ofrecido un rendimiento positivo del 6%, en Chile y México cerrarían en equilibrio y en Brasil y Colombia tendrán pérdidas reales del 2% y el 9%, respectivamente.